Casi uno de cada cuatro españoles ha tenido miedo a morir por la covid

De acuerdo a este estudio, el 68,6% de los ciudadanos ha sentido mucho o bastante «miedo a que pueda morir algún familiar o ser querido» y el 72,3% reconoce que ha vivido con mucha o bastante preocupación que «se contagie algún familiar o ser querido». Además, el 35,1% admite que «ha llorado debido a esta situación» (el 16,9% de los hombres y el 52,8% de las mujeres). Por edades, los más jóvenes, los de 18 a 24 años, son los que más reconocen que han llorado por la situación de pandemia (42,8%), según la 'Encuesta sobre la salud mental de los/as españoles/as durante la pandemia de la covid-19'.

El CIS también ha preguntado a los entrevistados si desde que empezó la covid-19 se han sentido mal por algún motivo. Un 41,9% «ha tenido problemas de sueño», un 51,9% ha reconocido «sentirse cansado o con pocas energías» y un 38,7% ha padecido «dolores de cabeza», entre otras dolencias, como taquicardias, mareos o desmayos. El 15,8% de los entrevistados ha sufrido uno o más ataques de ansiedad o pánico y desde marzo del año pasado, más de la mitad de los españoles ha sentido en alguna ocasión miedo, mucha tristeza, preocupación, desesperanza respecto al futuro, agobio, estrés o intranquilidad.

Uno de los colectivos que más ha recibido el impacto de la covid-19 en su salud mental es el de los jóvenes. Un 52,2% de los padres que tienen hijos menores de edad con los que han convivido durante la pandemia han notado cambios en la manera de ser de sus hijos.

De aquellos que han notado algún cambio en el comportamiento de sus hijos o nietos convivientes, el 72,7% asegura que sus hijos o nietos han sufrido «cambios de humor»; el 78,6%, «cambios en los hábitos de vida», y un 30,4%, «cambios en el sueño».

El psiquiatra, psicoterapeuta y profesor de Psicopatología de la UNED José Luis Pedreira, uno de los autores del estudio, subraya el incremento de la prescripción de psicofármacos (más del doble de los prescritos con anterioridad al inicio de la pandemia), sobre todo de ansiolíticos, antidepresivos e inductores del sueño, y con duración de tratamientos superiores a tres meses.

«La clase media-baja y los que se consideran clase trabajadora y clase obrera padecen más trastornos mentales que los que se identifican como clase alta, situándose la clase media-media en una posición intermedia», subraya, por su parte, Bonifacio Sandín, catedrático de la UNED especializado en Personalidad, evaluación y tratamientos psicológicos y el otro autor del documento del CIS.

Carmelo Vázquez, catedrático de Psicopatología en la Universidad Complutense de Madrid, que ha elaborado varios estudios sobre la salud mental durante la pandemia, explica que el miedo a morir se activa principalmente en ciudadanos que «muestran intolerancia a la incertidumbre» y también en aquellos que «tienen ideas de sospecha y conspiraciones».

El profesor cree que el porcentaje de personas que tienen problemas para dormir no ha crecido demasiado respecto a la época anterior al virus, aunque «se han detectado más problemas del sueño entre los infectados». Vázquez pide que los problemas de salud mental se incluyan tras la pandemia «en los planes nacionales de salud pública».