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María Luisa Carcedo recibió la ovación de buena parte de los diputados ayer en el Congreso. E. P.

Carcedo: «Quien quiera vivir que viva, pero a los demás que nos dejen morir dignamente»

María Luisa Carcedo defiende la aprobación de la proposición de ley que regulará y despenalizará la eutanasia

R. GORRIARÁN / A. VILLACORTA

madrid.

Miércoles, 12 de febrero 2020, 02:53

Pedro Sánchez se anotó ayer el primer éxito parlamentario de la legislatura con la admisión en el Congreso de la proposición de ley que regulará y despenalizará la eutanasia. Logró el apoyo de todos los grupos, salvo el del PP y Vox. El presidente ... del Gobierno quiso que el derecho a una muerte digna para los enfermos terminales fuera una seña de identidad de la legislatura, y para remarcar ese simbolismo, ha sido la primera iniciativa que ha llevado a la Cámara baja.

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Es la tercera vez que los socialistas intentan sacar adelante una ley que regule la eutanasia. Ahora, el Ejecutivo prevé que la ley esté aprobada en junio.

Aunque la tramitación en el Congreso y el Senado se prolongará durante varios meses, el presidente del Gobierno afirmó en un mensaje en Twitter: «No hay tiempo que perder. España debe dar este paso. Reconozcamos el derecho a una muerte digna».

La propuesta socialista plantea la eutanasia se convierta en «un derecho individual» y podrán acogerse a ella quienes sufran «una enfermedad incurable o invalidante» y que genere un «sufrimiento insoportable». La eutanasia será gratuita y formará parte de los servicios del Sistema Nacional de Salud.

La exministra de Sanidad, la asturiana María Luisa Carcedo, defendió la proposición. Una emocionada Carcedo arrancó su intervención con un «quien quiera vivir que viva, pero a los demás que nos dejen morir dignamente». Las mismas palabras que utilizó Fernando Cuesta, gijonés enfermo de ELA que tuvo que viajar a Suiza para poner fin a su vida. Carcedo aseveró que la ley «solo pretende regular un nuevo derecho para quien quiera ejercerlo» y «no obliga a nadie». Los socialistas defendieron el alto consenso social, los sondeos del CIS y estudios que señalan que entre el 70 y 80% respaldan la eutanasia, pero los populares respondieron que «la mitad de la población la rechaza y la otra mitad duda», aunque no aportaron ningún documento que sustentase ese dato. En el PP, igual que en Ciudadanos, defendieron sus proyectos de cuidados paliativos como alternativa a la eutanasia. Vox no entró ese debate y su portavoz, Lourdes Méndez, acusó al Gobierno de «convertir el Estado en una máquina de matar».

Pero la polémica estalló fuera del hemiciclo. El portavoz popular, José Ignacio Echániz, denunció que el Gobierno buscaba «ahorrar costes» con la eutanasia para «evitarse» el pago de pensiones, cuidados paliativos, ayudas sociales y prestaciones de dependencia. Unas palabras que suscitaron un rechazo contundente.

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Sánchez volvió a escribir: «Sres. del PP: lo único que ahorrará la ley de eutanasia es el sufrimiento de miles de personas». La ministra portavoz denunció que era «una falta de respeto» a los enfermos. El portavoz de Podemos, Pablo Echenique, llamó «miserable e insensible» al diputado del PP; el de Esquerra, Gabriel Rufián, lo tachó de «salvajada», y el de Más País, Iñigo Errejón, señaló que demostraba «una inmensa miseria moral». La Iglesia católica se puso del lado de PP y Vox. Para el presidente de la Sociedad Internacional de Bioética, el gijonés Marcelo Palacios, «está muy claro»: «La gente tiene derecho a decidir siempre que se establezcan unos requisitos de garantía. Fundamentalmente, para las personas que tienen dificultades» para hacerlo. Y citó a menores, ancianos, personas con discapacidad o presos.

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