Secciones
Servicios
Destacamos
Jueves, 16 de marzo 2023, 21:43
Las benzodiacepinas son uno de los fármacos más consumidos en España. La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) estima que en 2020 se consumieron en el país unas 110 dosis de este hipnosedante por cada mil habitantes. Solo Bélgica (84 dosis diarias) y Portugal (80) se acercan a estas cifras de España, de las que quedan lejísimos, por ejemplo, países geográficamente cercanos como Alemania (0,04 dosis diarias).
Estos datos, mucho más elevados que en otros países de nuestro entorno, ponen en alerta a los médicos. Ya en 2006 la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) avisaba de que mayor parte de los adultos ha consumido de forma esporádica, o consume habitualmente benzodiacepinas para el tratamiento de múltiples problemas. Entonces, el organismo dependiente del Ministerio de Sanidad alertaba de que «son fármacos sobre los que se tiene una gran experiencia en tiempo y amplitud de uso y sobre los que se conoce bien su perfil de riesgo».
Noticia Relacionada
Las benzodiacepinas son medicamentos del grupo de los hipnosedantes que se dispensan con receta médica. En ocasiones los médicos las recomiendan para dormir gracias a su efecto ansiolítico, hipnótico y relajante muscular. Pero este fármaco también se como tratamiento para la abstinencia al alcohol y otras drogas, como anticonvulsivantes, en la espasticidad o en el tratamiento de espasmos musculares inespecíficos; en la sedación prequirúrgica, en el tratamiento de algunos tipos de nauseas y vómitos cefaleas tensionales o temblores.
Sea por el motivo que sea, la encuesta Edades 2022, resalta que casi el 10% de los españoles encuestados consumieron hipnosedantes en los últimos 30 días previos a responder a este sondeo. El 7,2% aseguró consumirlos a diario.
Esta medicalización de la vida, prosigue, ha provocado que muchas circunstancias que no son patológicas, sino situaciones vitales o de la vida cotidiana que son etiquetadas erróneamente como trastornos de ansiedad o insomnio, acaben siendo tratadas con psicofármacos «en vez de recurrir a una intervención no farmacológica como la educación sanitaria o alguna intervención psicológica, lo que supone una práctica errónea y con potencial iatrogénico.
Alteraciones del comportamiento y la conducta
Intranquilidad
Agitación
Irritabilidad
Agresividad Delirios
Ataques de ira
Pesadillas
Alucinaciones
Psicosis
Somnolencia
Embotamiento afectivo
Reducción del estado de alerta
Confusión
Fatiga
Cefalea
Mareo
Debilidad muscular
Ataxia
Diplopia
Alteraciones gastrointestinales
Cambios en la líbido
Reacciones cutáneas
Tolerancia y dependencia a largo plazo
Disminución de la respuesta del organismo a la falta de oxígeno en sangre cuando ocurren apneas
En ese sentido, la psiquiatra ha recordado que las guías clínicas «son claras en este punto» e indican las benzodiacepinas, en salud mental, para el tratamiento sintomático y temporal de los trastornos de ansiedad y el insomnio como trastorno del sueño que acompaña a otro trastorno psiquiátrico como puede ser la depresión.
«Es importante señalar que las benzodiacepinas no deberían ser el tratamiento de primera elección en estos casos, sino un tratamiento alternativo para casos concretos. En cualquier caso, al abordaje de un cuadro clínico y a la prescripción de benzodiacepinas le debe preceder un correcto diagnóstico y su uso, en cualquiera de las situaciones, debería ser a corto plazo», ha avisado la experta.
Dicho esto, ha recordado los efectos adversos de estos fármacos, entre ellos la tolerancia, la dependencia a largo plazo y otros efectos debidos a su uso prolongado como los accidentes de tráfico, domésticos o laborales, así como otras alteraciones del comportamiento y la conducta.
Según Florido, la mayoría de los hipnosedantes consumidos en España son prescritos por médicos, lo que complica abordar su control, a diferencia de lo que pasa con otras sustancias ilegales. En ese sentido, la psiquiatra ha destacado la importancia de que los médicos realicen su trabajo conforme a la responsabilidad que conlleva, tanto profesional como ética.
En relación a la responsabilidad médica, Florido ha hablado de la importancia del consentimiento informado. «Probablemente no estamos informando correctamente a los pacientes, aunque las directrices las tenemos claras, tanto por el conocimiento científico como por los mandatos legales y normas éticas, no siempre ajustamos la práctica clínica», ha zanjado.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Estos son los mejores colegios de Valladolid
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.