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Las alergias alimentarias y de contacto son las más comunes y conocidas por el público en general, sin ser difícil encontrar a alguna persona que no pueda comer frutos secos o no pueda tener mascotas. Sin embargo, hay un grupo especial de personas que tienen un tipo de alergia diferente a los demás, la cual les complica aún más la vida en ciertas temporadas del año: alergia al frío.
Se calcula que 1 de cada 100.000 personas es alérgico al frío, habiendo casos en la que puede pasar inadvertida para la propia persona, sin asociar las reacciones del cuerpo ante las bajas temperaturas como una respuesta del sistema inmune. Esto se debe a que puede confundirse con los síntomas de un resfriado (secreción nasal, dolor de garganta y cansancio), sin embargo, hay algunas pistas que pueden ayudar a diferenciarlos:
- Fiebre: La subida de temperatura puede aparecer en los resfriados, ya que es una respuesta del cuerpo ante el virus. Sin embargo, en el caso de la alergia es muy infrecuente que aparezca.
- Duración de los síntomas: Un resfriado común suele durar entre una y dos semanas, pero no sería lo mismo ante una alergia. Esta aparecerá siempre que el individuo se encuentre en ambiente fríos o ante cambios bruscos de temperatura, por lo que los síntomas se pueden alargar indefinidamente.
Los síntomas suelen variar aunque hay algunos que muestran reacciones muy físicas, como erupciones cutáneas, urticarias, hinchazón de las extremidades, dolor de cabeza, fatiga o dificultad para respirar.
Dichos síntomas pueden aparecer al tomar bebidas frías o comer helado, aunque los más habituales suelen ser ronchas en manos, cuello y cara, acompañadas de un fuerte picor. En los casos más graves, estas personas pueden desarrollar anafilaxia (una reacción alérgica de gravedad en todo el cuerpo) durante las épocas invernales o incluso bañándose en zonas no climatizadas, donde hay un cambio brusco de temperatura, como el mar o los ríos.
La manera más frecuente para diagnosticar este tipo de alergia es con 'el test del cubito de hielo', el cual consiste en aplicar al antebrazo de la persona un cubito de hielo durante unos minutos; después se observa si se produce alguna reaccione en los diez minutos siguientes. Las pruebas de temperatura sirven, además, para establecer el baremo de la persona, calculando cuál es el límite del cuerpo ante el frío hasta que empiece a reaccionar.
El tratamiento médico ante estos síntomas suele ser a base de antihistamínicos, junto con una serie de prevenciones cuando se salga de casa en condiciones climáticas frías; dichas precauciones se basan en tener cubierta la mayor cantidad posible de piel, estando bien abrigado con guantes y gorros. También se recomienda mantener la dermis hidratada, cuidando la barrera natural de la piel para mantener a raya la urticaria por reacciones alérgicas. Los casos más graves, quienes pueden sufrir broncoespasmos o síncopes, necesitarán un EpiPen (autoinyector de adrenalina) para aplicárselo de inmediato.
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