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La tasa de juego problemático entre los adolescentes no ha aumentado en los dos últimos años, pero todavía sigue siendo del triple que entre el resto de los españoles de todos las edades. Hasta un 4% de los escolares españoles de entre 14 y 18 años están en peligro de caer en la ludopatía por ser jugadores habituales y presentar características de riesgo pese a que, sobre el papel, a estas edades tienen prohibido por ley hacer uso de cualquier tipo de apuestas, tragaperras, bingos o loterías, sean presenciales u 'online'. Así lo indica el último informe realizado por el Plan Nacional sobre Drogas, dependiente del Ministerio de Sanidad, sobre la incidencia en España de las llamadas adicciones sin sustancia, como son el juego o el abuso de internet o de la pornografía.
La alarma que causa semejante tasa de juego problemático adolescente (4%) es fácil de explicar si se compara con la de los españoles en edad laboral, los de entre 15 y 64 años, que no supera el 1,4%, la tercera parte. Pero el problema no es igual entre todos los estudiantes de secundaria. La tasa de juego problemático la disparan los varones de 14 a 18 años, con el 6% de ellos en serio riesgo, tres veces más que sus compañeras de pupitre, entre las que están el peligro el 2%.
El único dato positivo en este apartado es que el porcentaje de jugadores problemáticos adolescentes al menos no ha subido desde 2021 y que es algo inferior a los de 2019. Pese a todo un 29% de estos escolares en riesgo se han gastado más de 30 euros diarios en juegos de azar en el último año. Los juegos donde se dan mayores proporciones de riesgo a estas edades son los 'online', con las apuestas deportivas y la compra de premios en videojuegos y criptomonedas a la cabeza, aunque no son un peligro mucho mayor que el uso presencial de tragaperras y de otras máquinas de azar, que pese a tenerlo prohibido manipuló el 17% de adolescentes en los últimos meses.
Las malas noticias del informe no acaban aquí. El juego digital, que es un claro área de riesgo para los jóvenes, alcanzó la máxima proporción de jugadores adolescentes desde que hay registros fiables en el último año. Lo practicaron en alguna ocasión un 10,7% de los estudiantes de instituto, un punto más que doce meses antes. En consonancia con el mayor riesgo de adicción detectado entre los varones, son el triple los alumnos que apuestan (el 17%) que sus compañeras (4,3%). De igual manera, también son el doble quienes apuestan o entran en casinos digitales entre los 14 y los 18 años (10,7%) que en el resto de las edades (5,5%).
Entre los españoles en edad laboral ha bajado el juego presencial y se mantiene sin cambios el 'online', al tiempo que se ha reducido el juego problemático, con un descenso del 46% en cuatro años. Lo que también deja claro el estudio es que quien hace apuestas deportivas tiene cinco veces más riesgo de estar en situación de juego problemático y que este peligro sube cuatro veces para quien opta por jugar 'online'. El juego, en cualquier caso, es un problema de salud en España, pues es esta clase de problema el que lleva a pedir ayudar al 80% de quienes acuden a las unidades especializadas en adicciones sin sustancia de los hospitales públicos.
La segunda gran adicción sin sustancia, con casi el 10% de los pacientes de esas unidades clínicas, es el uso problemático de las pantallas electrónicas, bien sea en su versión de internet, redes sociales o videojuegos, o en una la mezcla de todas. Esta situación de riesgo ha bajado casi tres puntos en un año entre los adolescentes, pero todavía realizan un uso abusivo de sus pantallas uno de cada cinco, el 20%. En este caso son casi el doble las alumnas que se exceden que sus compañeros. La tendencia a no empeorar el uso problemático de internet se da también entre los españoles del resto de edades salvo entre los jóvenes de 15 a 24 años, que han batido su récord de abuso de pantallas al hacerlo el 11,4%.
El estudio no aporta nuevos datos sobre el abuso de la pornografía, pues repite la misma estadística de un año antes. Como ya se contó entonces, los adolescentes, pese a que no deberían tener acceso a esta clase de web, plataformas e imágenes, las consumen de forma habitual el doble que en el resto de las edades (el 44,5% frente al 18%) y los grandes usuarios son los escolares varones, que acceden a los contenidos de adultos todos los meses el triple que sus compañeras (el 68,4% frente al 19,3%).
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