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LUISA OLIVA
Domingo, 7 de julio 2024, 02:00
Si a uno le invitan a un torneo de 'Døds jumping' muy probablemente no se haga a la idea del espectáculo que se va a encontrar. Se trata de un deporte de riesgo profesionalizado muy recientemente. Tan reciente es que Asturias vuelve a ser región pionera acogiendo el primer campeonato nacional de esta práctica. La cita será el 20 de julio en el Puerto Deportivo de Gijón, de la mano de la empresa B3, EL COMERCIO y Relevo. Este deporte recoge el nombre de la unión del vocablo 'Døds', que significa 'muerte' en noruego, y el gerundio 'jumping'. Así que aunque a la mayoría enfrentarnos a estos saltos mortales nos paralizaría de la impresión, para los experimentados competidores que participarán en el primer torneo celebrado en estas tierras es casi una religión.
Es un tipo de 'cliff jumping', en el que se saltan acantilados o alturas preparadas artificialmente de hasta 30 metros de altura, como será en el caso de la cita de Gijón. «Estoy deseando comerme un cachopo después de saltar y aprovechar para conocer mejor Asturias» confiesa Adam Lisovskij, conocido como Lisos y uno de los participantes en la prueba.
Ahora que ya sabemos de qué trata, ¿cuáles son los aspectos que tiene que valorar el jurado de una competición de 'Døds Jumping'? Son tres partes del salto las que se analizan con diferentes baremos. Una es la salida, con especial atención a la fortaleza, velocidad y lejanía del punto de lanzamiento. La segunda, la suspensión aérea, donde el nivel de control físico de los movimientos alcanza el de una acrobacia en el aire. Aquí lo que más puntúa es el estilo y el gesto grácil en el rostro como una expresión artística del cuerpo: «Uno de los movimientos que determinan que un salto sea válido o no es que el saltador tiene que estirarse horizontalmente antes de aterrizar», apunta Lluís Civit, competidor en el torneo del próximo día 20 y récord nacional. Por último, cuanto mayor sea la salpicadura del aterrizaje en el agua que consiga el saltador, mejor se considera, es lo que los profesionales llaman el 'splash'. Aunque también podría medirse la calidad del salto por el número de caras atónitas y de sorprendidos 'oh!' entre el público.
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Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
Clara Alba y José A. González
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