«No sabemos a dónde nos llevará esta crisis»
HÉROES ANTE EL CORONAVIRUS. RAMÓN GUTIÉRREZ, COMERCIANTE ·
Al frente de la tienda más antigua de su barrio, vive la vuelta a la actividad con inquietudSecciones
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HÉROES ANTE EL CORONAVIRUS. RAMÓN GUTIÉRREZ, COMERCIANTE ·
Al frente de la tienda más antigua de su barrio, vive la vuelta a la actividad con inquietudP. A. MARÍN ESTRADA
Lunes, 18 de mayo 2020, 02:05
La mirada de Ramón Gutiérrez repasa, por encima de la mascarilla, las hileras de trajes en las perchas de Pelayo Hombre, el negocio que su padre abrió en el barrio gijonés de Pumarín hace 58 años. Es el prototipo de comercio tradicional que ha logrado ... sobrevivir a todas las crisis y a todos los cambios del mercado, incluido el de las modas. Especializado en ropa para caballero «de vestir y algo de sport» -especifica su responsable-, mantuvo hasta hace poco tiempo el servicio de sastrería con el que comenzó el fundador y que su heredero aún cultiva en los arreglos de las prendas servidas por proveedores de la industria de la confección.
Lleva la vida entera tras este mostrador y ha visto cerrar uno tras otro a numerosos pequeños comercios de su entorno. Hoy, en su primera semana de reapertura tras el parón obligado por la emergencia sanitaria, expresa su inquietud por el panorama que su olfato veterano cree vislumbrar en el horizonte más cercano.
«Hubo muchas crisis, la última gorda la de 2008, y todas se fueron solventando de alguna manera, pero esta no se sabe a dónde nos llevará y lo peor es que creo que aún no ha hecho más que empezar. Por supuesto que lo importante es el virus y cómo afecta a la salud de los ciudadanos, pero la cola económica que va a traer será bastante dura y, de hecho, ya hay gente que lo está pasando mal», reflexiona.
En su caso, afirma que pretende «seguir aguantando porque el local es propio. Soy yo solo y no tengo empleados. Es una solidez que no te hace depender tanto de cómo vaya el día a día. Desde el lunes algo de movimiento ha habido y también ventas, seguramente porque después de dos meses la gente tenía necesidad de comprar ropa. Mi temor es que, una vez pasado este momento inicial, vaya decayendo y agravándose por la tendencia a la baja del consumo», opina.
Respecto a cómo ha afectado a su negocio el cierre temporal, es rotundo al declarar que «la campaña de primavera-verano, que es la buena del año, se ha arruinado totalmente. Perdí las ventas del Día del Padre, de Ramos, donde la gente sigue la tradición de estrenar, las comuniones, los trajes de novios e invitados para las bodas que suelen celebrarse en esta temporada. Está la mercancía ahí colgada. Tengo que pagar a los proveedores y no la voy a poder sacar. Así estamos», asegura.
Vaticina que la situación general no mejorará «hasta que haya una vacuna y la gente pueda volver a entrar segura en tiendas y bares o viajar, pero, aún así, la criba va a ser importante. Sobre todo, en el pequeño comercio. Y con cada cierre de un negocio deja de ingresar una familia y también el estado vía impuestos. La cosa pinta fea, pero creo que aún será más grave si la gente no es responsable en la desescalada. El contagio está ahí y, si volvemos atrás, sí que va a costar levantarse».
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