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Tras la emisión del polémico documental británico, 'Untold: Inside the Shein Machine', que revelaba las precarias condiciones que miles de trabajadores soportaban por la falta de medios, a Shein le está costando levantar cabeza.
Sin embargo, a sus detractores esta vez no les ha hecho falta infiltrar a una periodista en sus fábricas. El ataque de Greenpeace, encabezado por su sede alemana, se ha dirigido hacia la calidad de sus productos, haciendo especial hincapié en lo dañino de la moda rápida y sus consecuencias para con el medio ambiente.
«Es difícil imaginar cómo podría empeorar la moda rápida, pero ya lo ha hecho. Shein, la marca china de moda online, lidera la moda ultrarrápida, un fenómeno que lleva al extremo el modelo de negocio de la moda rápida. Esta evolución de la moda rápida obliga a los proveedores a realizar entregas a una velocidad vertiginosa; los pedidos se ejecutan en China en un plazo de entre 3 y 7 días y se entregan directamente a la clientela internacional en transporte aéreo. Es un modelo de negocio que depende de la explotación del medioambiente y de las personas, que se basa en no aplicar la legislación diseñada para proteger el medioambiente, la salud y seguridad del personal y la clientela, y que rutinariamente cruza la línea entre lo que es legal e ilegal», explican desde la ONG.
Para Greenpeace el daño que la moda rápida ejerce sobre el planeta afecta de forma irremediable a la especie humana. De hecho, ha provado su tesis gracias al último estudio publicado, que estima que un 15% de los productos Shein superan los límites de sustancias químicas peligrosas. El análisis, en cuestión, ha tomado como referencia el reglamento REACH que establece los valores límites para la concentración de ciertas sustancias peligrosas.
En el estudio, titulado 'Los trapos sucios de Shein: Un modelo de negocio basado en las sustancias químicas peligrosas y la destrucción medioambiental', la ONG analizó la composición de 47 productos de la marca, de los cuales 7 superaron los valores límites reglamentarios de la Unión Europea para sustancias químicas peligrosas. Los siete productos peligrosos estaban fabricados total o parcialmente con materiales sintéticos basados en combustibles fósiles. Cabe destacar que todos menos uno, eran botas o zapatos.
«En 5 botas o zapatos se encontraron niveles muy altos de ftalatos, con más de 100 000 mg/kg (10%), cuando el reglamento REACH de la UE establece que debe ser menos de 1.000 mg/kg. Unas botas de nieve negras compradas en Suiza tenían el nivel más alto de ftalatos, con 685 000 mg/kg de DEHP (68%)», asegura el informe de Greenpeace.
Las 47 prendas que se sometieron al análisis fueron escogidas al azar, por lo que todo indica a que no son los únicas que sobrepasarían los límites establecidos.
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