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Eduardo Sánchez Morrondo (Gijón, 1953) preside desde junio de 2019 Compromiso Asturias XXI, un proyecto en el que está volcado y que considera esencial para que el conocimiento, la experiencia, el talento y también los recursos económicos de los asturianos que residen fuera del Principado reviertan de alguna u otra manera en el desarrollo de la región. «El retorno no tiene por qué ser físico, también puede ser intelectual», defiende.
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–¿Cómo surge este proyecto?
–El proyecto surge hace 16 años porque cada vez que uno viaja a cualquier lugar se encuentra a un asturiano con ganas de ayudar a su tierra. Pero sólo si se hace de una manera organizada se pueden lograr cosas de manera efectiva. Y por eso surge Compromiso Asturias XXI, una organización que nos permite a quienes vivimos fuera hacer cosas por Asturias.
–Es, además, una asociación considerada de utilidad pública por el Gobierno de España.
–Ese fue un punto de inflexión importante. Por una parte, aunque yo creo que somos una asociación muy rigurosa, el haber sido declarados de utilidad pública nos obliga a ser todavía más y a explicar en detalle de dónde vienen los fondos y en qué los invertimos. Pero también nos obliga a ser útiles, a pensar y a programar actividades interesantes para las necesidades que tiene Asturias. Y, aunque nadie participa en esto por dinero, también permite que nuestros socios tengan desgravaciones fiscales lo que, de alguna manera, también ha hecho que la gente se animara a colaborar. Y para nosotros es muy importante que el grueso de los ingresos procedan de fondos privados para poder así garantizar la sostenibilidad y la independencia.
–¿Cuántos socios suman ahora y cómo están distribuidos geográficamente?
–Sumamos ya casi 2.000 socios repartidos por 54 países. Hay una parte que está en Asturias porque nosotros siempre hemos considerado que para poder cumplir con el objetivo, que es que la gente que estamos fuera seamos un vehículo para impactar en el desarrollo de la sociedad asturiana, hay que trabajar con la gente que vive en el Principado. Luego hay otra parte que reside en otras comunidades y el resto en el extranjero. Además, trabajamos con 75 organizaciones entre 'partner' y las empresas con aportación económica.
–¿Hay alguna zona con mayor aportación de socios?
–Europa, por razones obvias. La diáspora, sobre todo en los últimos años, ha estado mucho más orientada a Europa, frente a la diáspora original, de los años 50 o 60, cuando muchos asturianos se fueron a México o Argentina. En los últimos años la gente se ha ido más a Europa, que ofrecía más posibilidades de empleo y desarrollo. Aunque también tenemos socios en América, tanto del Norte como del Sur.
–¿Cuál es el perfil de los socios?
–Tenemos de todo tipo. En general es gente con una formación muy elevada, con un conocimiento y una experiencia muy sólida y con mucho talento. Pero, sobre todo, es gente muy generosa porque le quita tiempo a su familia, a su trabajo y a sus aficiones para trabajar por Asturias. A mí eso me parece maravilloso.
–¿Se están implicando las nuevas generaciones?
–Sí. Nuestra edad media como asociación está en mitad de los 40. Tenemos gente muy joven y gente mayor. Excelente ejemplo son los 'mentees' de nuestro programa Mentoring, por el que han pasado ya más de mil chicos y chicas. Y muchos de ellos no sólo siguen implicados sino que ahora son mentores con 22 o 23 años.
–¿Cómo se puede ayudar a Asturias desde fuera?
–La puedes ayudar de muchas maneras. La primera, compartiendo el conocimiento. El conocimiento que tenemos los que vivimos fuera es amplísimo y hay que tenerlo en consideración para el desarrollo de Asturias. Ahora que se habla mucho del tema del retorno, nosotros creemos que no tiene por qué ser físico, se puede retornar intelectualmente. Asturias son el millón de personas que vive allí y otras 200.000 que vivimos fuera. El conocimiento que tenemos estas 200.000 personas es absolutamente vital para el desarrollo de la región y una de las formas de ayudar es compartirlo.
–¿Y otras?
–Otra es invertir en Asturias. Muchos de los socios tienen capacidad financiera para hacer networking o para ser protagonistas de cualquier oportunidad de inversión que haya. Y por otro lado tenemos una serie de grupos de 'think tank' (energía e infraestructuras, tecnología, Europa, educación y emigración) que hacen debates que contribuyen a plantear ideas e iniciativas muy útiles. Un ejemplo de ello es el Observatorio de la nueva migración asturiana.
–¿Un asturiano nunca deja de pensar en Asturias aunque viva fuera?
–Así es. Y, si además le cuidas, se vuelca con su tierra. La gente tiene una predisposición enorme y, si la motivas y la implicas a hacer cosas por Asturias, que nadie tenga la menor duda que lo hará.
–¿No pasa igual con emigrantes de otras comunidades?
–Tengo la oportunidad de hablar con gente de otras comunidades para explicarles este modelo y ellos dicen que nos tienen envidia sana porque, cada vez que nos reunimos los asturianos, siempre montamos algo y acabamos cantando el 'Asturias patria querida'. La capacidad de organizarnos y hacer cosas por nuestra tierra es claramente superior a la de otras regiones. No obstante, yo creo que éste es un modelo que sería muy útil para otras regiones porque en el fondo lo único que estamos haciendo es que todo el talento, todas las experiencias y todo el conocimiento de la gente que está fuera contribuya al desarrollo de su tierra. Y eso es extremadamente loable y perfectamente exportable.
–¿Cómo se ve a Asturias desde la distancia?
–Desde fuera vemos más las oportunidades que las deficiencias. Asturias tiene una serie de peculiaridades que son absolutamente fantásticas. Tenemos una naturaleza envidiable, somos una autonomía uniprovincial y eso tiene ventajas porque no tenemos que llegar a acuerdos con otras provincias, una historia industrial muy sólida... En general yo creo que sólo nos falta creérnoslo y colaborar para que el futuro sea mejor que el presente.
–Si tuviera que elegir algún proyecto de Compromiso Asturias XXI, ¿con cuál se quedaría?
–La aportación que esta asociación ha hecho al Reto Demográfico y a la oportunidad de implicar a la emigración en el presente y en el futuro de Asturias es su gran labor y, como hito, destacaría el desarrollo del Libro Blanco y la puesta en marcha del Observatorio de la Nueva Emigración Asturiana.
–¿Y cuál es ahora el principal reto?
–Si hablamos de retos de la región, desde nuestro punto de vista Asturias tiene que definir una estrategia a medio y largo plazo. Si tenemos una estrategia clara, en la que colabore todo el mundo, mucha gente que está fuera pensará: «Pues oye, yo quiero volver a esa Asturias».
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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