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Han pasado ya veinte años desde que los Reyes, entonces Príncipes de Asturias, se dieron el 'sí quiero' y el economista Juan Vázquez es incapaz de olvidarse de la pregunta que le martilleó la cabeza durante las semanas previas a aquella boda: «¿Qué se le regala a unos Príncipes?». Esa era la gran duda de este allerano, que confiesa que «fue una situación muy curiosa» la de verse pensando en posibles obsequios para un enlace histórico. Ahora se ríe de esa inquietud y explica que al final se decantó por hacer «algo simbólico», ya que en aquel momento era «presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas». Con ese cargo, optó por representar a todo el país, pidiendo a cada institución académica que donara «su mejor libro y al final el regalo alcanzó tal volumen que tuvimos que coger una furgoneta para poder llevarlo a El Pardo», rememora, al tiempo que detalla que, de parte de la entidad asturiana, se aportó «una reproducción facsímil de 'El baladro del sabio Merlín'».
Fue un regalo cargado de significados en aquella jornada en la que Soledad Saavedra, la viuda de Vicente Álvarez Areces, fue muy consciente de que estaba viviendo «un momento histórico porque se casaba el heredero del trono con una novia asturiana». Y precisamente los orígenes de doña Letizia hacían que «los asturianos sientiéramos esa boda como nuestra». Además, para ella, la actual Reina representaba «el modo de ver y de pensar de muchas mujeres españolas y eso era importante para la monarquía».
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Pero, más allá de las certezas, Saavedra percibió aquel día «la emoción de todos» porque sabían «que era una boda que se celebraba por amor». Y ese romanticismo creó «una especie de complicidad entre todos los asistentes con esa pareja» que se miraba mientras Letizia recorría el camino hacia el altar «con ese vestido de Pertegaz que despertó el aplauso unánime», a pesar de que tuvo que llegar en coche hasta la puerta por culpa de la lluvia inclemente.
Lo recuerda la escritora María Teresa Álvarez: «Todas las alfombras estaban empapadas, yo llevaba unos zapatos de tela y me iba subiendo el agua». Está claro que ninguna pareja quiere mal tiempo para su gran día, pero ya se sabe que «novia mojada, novia afortunada» y más aún cuando la ceremonia está llena de palabras de amor. «La lectura de Menchu Álvarez del Valle, la abuela de doña Letizia, me encantó».
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Fotos: Casa Real / Texto: M. F. Antuña
Esa sensación la tuvo también el director emérito vitalicio de la Fundación Princesa de Asturias, Graciano García, quien recuerda como especialmente emotivo «el momento en el que el Coro de la Fundación cantó el 'Asturias, patria querida' ante los recién casados» para recordar que el Principado estaba ese día con los novios.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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