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ALBERTO ARCE
OVIEDO.
Jueves, 26 de agosto 2021, 03:48
Igual que por 'el humo se sabe dónde está el fuego', si hay un desagüe es que hubo agua corriente. El primer grifo de Las ... Regueras lo abrieron los romanos. Cierto es que los romanos no tenían nuestras modernas llaves, pero Juan Muñiz, arqueólogo jefe de la excavación en la villa romana de La Estaca, está convencido de que el hallazgo de un desagüe, bajo una de las habitaciones descubiertas en la actual campaña, «nos dice que seguramente en el patio hay un sistema de captación para las aguas pluviales». Un modo usual en la construcción de las domus de la época, en el que las aguas «se conducen hacia un depósito donde se decantaban». Eso sí, «el depósito no lo vamos a ver porque debió quedar destruido por el tiempo y la carretera de La Estaca».
La campaña no ha arrojado de momento nuevos mosaicos como el descubierto ya. «Han aparecido cuatro habitaciones alrededor de la habitación del mosaico, con pavimentos en un estado de conservación extraordinario» y restos de pintura en las paredes, aunque no planchas grandes. Claro que se trata solo de un sondeo de cinco por cinco metros, que «ampliaremos hacia el Sur para poder seguir viendo estas habitaciones», anuncia Muñiz.
Para el arqueólogo, lo importante sigue siendo el desagüe: «Se conserva perfecto», dice, y describe «un sistema de canalizaciones subterráneas por debajo del pavimento suspendido, una conducción entre ladrillos y piedras». Detrás de la cloaca, Muñiz ve lo que significa: «Es un trabajo avanzado de ingeniería, hay planificación. Todo esto se hace de forma previa a construir la casa, que queda por encima». Al hablar de los siglos que siguieron a la caída del Imperio Romano, es posible que se piense en Atila, el Huno, cubierto de pieles y se olvide que significó que toda Europa se quedase sin agua en casa. No quedó nadie que supiese hacerlo. «Son sistemas que tardan siglos en volver a verse, un sistema tan eficiente de canalización del agua no lo ves hasta siglos después», explica Muñiz.
«Es una cosa muy concreta que se hace en edificación -que desapareció en la Edad Media- y significativo en cuanto al estado de conservación de la ruina», añade. Para el visitante, «lo chulo son los pilares, pero que se conserven bien todas estas cosas nos va a permitir recuperar un trabajo de ingeniería, la evacuación de aguas de la casa, y aportar mucha información desde el punto de vista histórico», resume.
Las habitaciones descubiertas en esta campaña tienen «pavimentos con un estado de conservación extraordinario», típicos del Imperio. Sobre el opus signinum (el cemento de los romanos, con trozos de cerámica y cal), destaca Muñiz, quedan restos de pintura y morteros. «Estamos haciendo limpieza, recuperando esos pavimentos», lo que es «un trabajo de detalle». Más aún para las pinturas. «No las estamos destapando para no estropearlas», señala.
Serán descubiertas la última semana de la campaña de excavaciones, a mediados de septiembre. «Cuanto menos las toquemos, mejor se conservarán». Llevan, al menos, 1.200 años enterradas. El primer sistema de aguas de Las Regueras lleva más. Se construyó antes que la lujosa residencia, suma 18 siglos bajo el suelo.
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