¿Qué pasará si Madrid no cierra en Semana Santa?

Con todas las comunidades autónomas, a excepción de Madrid, dispuestas a renunciar a la Semana Santa para evitar los «errores» cometidos en Navidad, los esfuerzos se centran ahora en que la región que preside Isabel Díaz Ayuso modifique su postura y se sume al criterio del resto de territorios de la nación.

Sin embargo, las declaraciones más recientes de la política madrileña apuntan a que no modificará su postura. Al interrogante de qué pasará si Madrid es la única comunidad autónoma que no recurre al cierre perimetral y permite a los ciudadanos entrar y salir más allá de los confines de sus fronteras respondió ayer la vicepresidenta de la Generalitat Valenciana, Mónica Oltra, con rotundidad.

Si todos los territorios cierran, tampoco «van a poder salir», zanjó la representante de una de las regiones que han censurado públicamente la voluntad de Ayuso. Su presidente, Ximo Puig, ha pedido expresamente a los madrileños que no vayan a su comunidad en Semana Santa. «Cuando todos los coches van en una dirección y uno va en otra, no se equivocarán los que van en la dirección correcta», señaló.

Aunque es complicado que la Comisión de Salud Pública pueda alcanzar un acuerdo unánime para restringir los movimientos entre las comunidades en Semana Santa, parece más improbable que cualquier otra región modifique su criterio y se sume a la postura de Madrid, por lo que su renuncia a blindarse en la Semana Santa no tendría consecuencias a efectos prácticos.

El Principado es categórico en este asunto y esta misma semana el presidente, Adrián Barbón, ha vuelto a incidir en que «no vamos a vivir una Semana Santa como se vivió la Navidad, no vamos a caer en los mismos errores. Que la gente se olvide de visitas o de fiestas. No se van a relajar las medidas«

Ayuso, sin embargo, ha señalado todavía hoy que «puede contagiar igual una persona que viene de Móstoles, de Algeciras o de París«, apostando por ver cómo evoluciona la pandemia en los próximos días. En su opinión, declaraciones como las de Puig »fomentan la madrileñafobia«.