Esta mañana el Papa Francisco ha concelebrado la Santa Misa en la capilla del apartamento de la décima planta del Policlínico Gemelli. Oficina de Prensa de la Santa Sede

El Papa Francisco da misa en el hospital

El Vaticano difunde la primera imagen del sumo pontífice desde su ingreso en el policlínico de Gemelli el pasado 14 de febrero

A. C. Rodríguez

Domingo, 16 de marzo 2025, 19:23

Más de un mes había pasado desde que el mundo viese por última vez al Papa Francisco, que el 14 de febrero fue ingresado en el hospital romano de Gemelli. Este domingo volvió a hacerlo. Casi de espaldas, en silla de ruedas, sin cánula nasal de alto flujo, con la estola aún puesta después de concelebrar junto a otros sacerdotes una misa matinal, algo cabizbajo y dirigiendo la mirada al crucifijo del altar de la capilla del décimo piso del policlínico donde cada día, desde que sus condiciones mejoraron ligeramente, acude a rezar. Esa es la imagen elegida en la tarde de ayer por la Santa Sede para mostrar al sumo pontífice tras los duros trances de salud atravesados durante las últimas semanas y dar así respuesta a un clamor popular.

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La última imagen de Francisco se remontaba al día previo a su ingreso, cuando recibió en Santa Marta a los miembros de la Fundación española Gaudium et Spes. Desde entonces, nadie que no fueran sus médicos y sus más estrechos colaboradores habían tenido la oportunidad de ver al Papa. Casi sin excepciones, aunque sí pudo visitarle la primera ministra italiana Giorgia Meloni.

Eso sí, fieles de todo el mundo le habían escuchado. Su voz cansada llegó a través de un audio el pasado 6 de marzo, transmitido durante el rosario que presidió el cardenal asturiano Ángel Fernández Artime en la Plaza de San Pedro. Con este mensaje, bendijo a los fieles y agradeció a quienes oraron por él en este momento de enfermedad. Luego llegaron diversos textos escritos, mensajes, telegramas.

Oración sin visitas

La imagen escogida para dar testimonio de la situación de Francisco no es casual. Aparece rezando porque, según ha querido expresar la Santa Sede, es la oración la que marca sus días, junto con el descanso y la farmacoterapia y la fisioterapia respiratoria y motora, que continúa recibiendo como tratamiento. Este domingo, informaron, no tuvo visitas y retomó algunos trabajos. Su estado de salud continúa estable, tal y como se ha venido repitiendo en los últimos días, aunque mantiene un cuadro clínico que el personal médico define en sus boletines como «complejo».

Sí ha habido muestras de mejoría. Bergoglio ha reducido «progresivamente» el uso de una mascarilla de oxígeno por la noche, en beneficio de una cánula nasal de alto flujo, que ya usa de día y que obliga a los pulmones a estar más activos. Desde su última fuerte recaída, el 3 de marzo, su estado ha ido mejorando gradualmente y el pasado lunes su pronóstico dejó de ser reservado, pero los médicos todavía no se atreven a hablar de darle el alta y el Vaticano apunta a una recuperación lenta. Sin duda, el Papa atraviesa «un momento de prueba», como escribió en el Ángelus de este domingo, unido a tantos enfermos que son «frágiles, en este momento, como yo». No pierde la serenidad. «Nuestro físico está débil, pero, incluso así, nada puede impedirnos amar, rezar», agregó.

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