Bruno Sánchez-Andrade Nuño, con mascarilla. A la derecha, en una imagen reciente. E. C.

Coronavirus | «Por primera vez, a Asturias le va a beneficiar no estar bien comunicada»

Bruno Sánchez-Andrade Nuño, asesor del Gobierno en el plan de desescalada como experto en análisis de datos, se anticipó a la cuarentena y dejó su piso en el centro de París para confinarse en su pueblo de Soto del Barco

AZAHARA VILLACORTA

oviedo.

Jueves, 30 de abril 2020, 02:26

Bruno Sánchez-Andrade Nuño (Oviedo, 1981), hijo del percusionista de Nuberu, siempre insiste en que aparezca el apellido de su madre -trabaja en Cabueñes- porque ella jugó un papel fundamental en una educación que lo llevó del pueblo donde se crió (La Corrada, en Soto del Barco), con solo diez casas, a la NASA. Doctorado en astrofísica en el Instituto Max Planck y hoy asesor en el departamento de big data del Banco Mundial, además de colaborador en varios proyectos y ONGs vinculados al cambio climático y a la lucha contra la pobreza, escritor y conferenciante, Sánchez-Andrade ha tenido que aplazar su boda, prevista para julio, a causa de la pandemia. Lo que sí supo anticipar este asturiano que forma parte del consejo de sabios que asesora al Gobierno en la desescalada fue el confinamiento: «Mi prometida y yo vivíamos en un piso del centro de París, pero me dedico a los datos y, al ver los números de China y Corea, pensé que iba a haber cuarentena en toda Europa. Entonces decidimos que mejor estar en La Corrada que encerrados en un piso. Y a los cinco días empezó la cuarentena».

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-¿Cómo se llega a asesorar al Ejecutivo en el camino a la «nueva normalidad»?, ¿Hubo una llamada de Pedro Sánchez?

-Sí hubo una llamada, pero fue de la ministra de Exteriores, a la que conozco desde hace años. Y también a Manuel Muñiz, secretario de Estado de la España Global, al que tengo mucho respeto. Me llamaron y, obviamente, en estos casos, por encima de todo toca ayudar en lo que se pueda.

-¿Hubo muchas discrepancias en ese grupo de trabajo?

-No puedo revelar si lo que salió se parece mucho a lo que propusimos, pero sí puedo decir que en ese grupo hay gente que tiene muchísima valía en todos los ámbitos: epidemiología, tecnología, sociología... Y que ha sido un auténtico placer estar ahí.

-Dígame entonces si le convence el plan anunciado.

Estoy contento, sí. Porque, además, hay que tener en cuenta que en esta crisis es muy fácil hacerlo muy mal porque estamos en un terreno inédito. Es muy fácil quedarse corto o pasarse porque hay un margen muy pequeño entre evitar muertes y evitar un desastre económico. Por eso, habrá recomendaciones que puedan ser mejorables, pero yo estoy contento con lo que ha salido.

-¿Asturias jugará con ventaja en el desconfinamiento?

-Diría que Asturias estará a la cabeza de la desescalada por factores de comunicación respecto a comunidades como Madrid o Cataluña. Por primera vez, le va a beneficiar no estar bien comunicada. Pero, por otro lado, hay una población más envejecida y, por tanto, más vulnerable.

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-De momento, España sale mal parada si miramos a vecinos como Portugal. ¿Se ha gestionado tarde y mal esta crisis?

-Utilizaré el símil del rinoceronte gris. Todo el mundo sabe que existe y está ahí, pero hasta que no está cargando contra ti no te mueves. Sabíamos que vendría una pandemia. Mucha gente como Bill Gates lo predijo. No es que fuera impensable: es que era imposible saber que nos iba a tocar como nos tocó.

-Una de las claves es el número de test realizados...

-Son imprescindibles. La situación ideal sería que todo el mundo se hiciera un test todos los días. Así, en dos semanas terminarías con la epidemia. Pero eso es imposible. Así que lo que intentamos ver son las prioridades: a quién hacemos los test y a quién marcamos como posible caso. Todo el juego de tecnología en el que nos movemos es para solventar la dificultad de no poder hacer test a todo el mundo.

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-¿El estudio serológico en marcha resultará clave?

-Sí. Pero solo si se confirma que, una vez que has tenido el virus, te vuelves inmune, que es una suposición muy razonable pero aún hay que confirmarla.

-¿Y el control de los movimientos a través de los móviles?

-Será fundamental. Si no puedes hacer test a todo el mundo, lo que puedes hacer es saber por dónde se mueve la gente.

-Al margen de la dependencia de países como China, ¿que lecciones debemos extraer de la emergencia?

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-Varias. Una de ellas es plantearnos cómo usamos el cuerpo de científicos y expertos técnicos en este país. Creo que tenemos investigadores buenísimos, punteros, pero no creo que la relación entre la investigación y el Gobierno sea tan fluida como debería ser. Tenemos que ser mejores en vincular ciencia con economía, con diplomacia, con relaciones internacionales... con un montón de factores que no son solo científicos. Y eso es algo que no hemos sabido hacer.

-La oposición ha vuelto a elevar el tono de las críticas.

-La respuesta a esta crisis es, en gran medida, política, pero yo creo que no tiene cabida pensar en términos partidistas ahora. No es razonable ni fructífero.

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-Usted mismo encabezó la candidatura en España de Volt Europa, el único partido paneuropeo. ¿Qué opina sobre el papel de la UE en esta pandemia?

-Es una pena. Hubiera sido un sueño muy bonito que la coordinación europea hubiese funcionado desde el principio y no ha sido así. A los que nos sentimos europeos nos queda un sabor amargo de oportunidad perdida.

-Un último mensaje.

-De aquí salimos si todos contribuimos. No soy parte del Gobierno ni pretendo serlo. Soy consultor del Banco Mundial, pero quiero trasmitir que es importante no criticar por criticar porque de eso dependerá que salgamos de esto lo más rápido posible.

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