El conjunto de Stonehenge, situado en una colina de Amesbury (Inglaterra). R. C.

Cuando las piedras 'hablan'

Stonehenge ·

Los investigadores descubren que el sonido rebota entre los huecos formados por la estructura y permanece en el espacio del monumento megalítico

Martes, 13 de junio 2023, 00:37

La falta de datos concluyentes sobre algo dispara la imaginación. Un ejemplo es el origen de Stonehenge, el conjunto megalítico situado en el sur de Inglaterra. Unos afirman que fueron los extraterrestres los que, en una visita por esta parte de la galaxia, se dedicaron ... a construir este conjunto transportando las piedras de unas canteras de Gales situadas a más de cien kilómetros. Otros defienden que fueron los druidas y que la construcción es mucho más tardía de los 4.000 años en los que está fijado. Por supuesto, hay quien ve detrás la mano del mago Merlín. Otra teoría extravagante lo vincula con la Atlántida.

Publicidad

Algo más lógicas son las ideas que se barajan sobre el uso que hicieron sus habitantes: un mausoleo, una especie de hospital o un calendario gigantesco, ya que los huecos en su anillo exterior coinciden a la perfección con los solsticios. Pero no hay nada definitivo y los científicos buscan cualquier fórmula que pueda desentrañar los secretos del lugar. Hasta las cosas que no están, que solo se escuchan. Ese es el trabajo de Trevor Cox, profesor de Ácustica en la Universidad de Salford (Mánchester).

Desde hace una década, intenta descubrir qué se oía en Stonehenge para intentar, a partir del sonido, ofrecer más pistas sobre cuál era el uso real de este lugar. «Comprender el sonido de un sitio prehistórico es una parte importante de la arqueología», explica el profesor.

Para intentar desentrañar los entresijos de este particular sitio, el equipo de Cox ha reconstruido en una sala semianecoica -que costó 1,1 millones de euros- cómo era Stonehenge. Este tipo de habitaciones 'chupa' todos los sonidos gracias a una espuma que cubre todas las paredes del lugar salvo el suelo.

Publicidad

Seis meses de trabajo

Para recrear el lugar, Cox y su equipo recibieron un modelo de English Heritage, la entidad que se encarga de la conversación del monumento. Durante seis meses, los científicos moldearon 157 piezas, gracias a la impresión 3D, para terminar la configuración y probar el sonido. «Todo está a un tamaño una doceava parte menor que en la vida real», explicó Cox a la BBC. Por eso, la frecuencia del sonido debe ser doce veces mayor. Con altavoces y micrófonos especiales, los investigadores de Salford captaban las diferentes frecuencias que estaban siendo ajustadas a través de un programa matemático.

En estas pruebas descubrieron que a pesar de que Stonehenge no tiene ni techo ni suelo de piedra, el sonido rebotaba entre los huecos de las piedras y permanecía dentro. Se producía una reverberación. Esto demuestra, según Cox y su equipo, que las personas que estaban dentro del círculo se escucharan perfectamente mientras los que estaban fuera quedaban a oscuras. Una línea de investigación que continuará pero que cimienta la teoría de que una de las estructuras más enigmáticas del mundo era para el uso de una élite.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3 meses por solo 1€/mes

Publicidad