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José María García Forcelledo, sobre su mesa de reparaciones. OMAR ANTUÑA
El pequeño comercio no se anima

El pequeño comercio no se anima

Hasta el día 11. Fueron pocos los negocios locales que ayer abrieron sus puertas tras 52 días de confinamiento, la mayoría se prepara para hacerlo sin cita previa

CRISTINA DEL RÍO

Martes, 5 de mayo 2020, 03:20

José María García Forcelledo y Alejandra Ferrero se pasaron media tarde de domingo leyendo el Boletín Oficial del Estado. Durante el confinamiento se habían preocupado por conseguir mascarillas, guantes (hoy por hoy la pieza más cotizada) y geles hidroalcohólicos a la espera de los requerimientos que finalmente estableciera el decreto oficial del Gobierno de cara a iniciar la fase 0 de desescalada. Por eso, ayer lunes estaban preparados para abrir con todas las garantías su tienda de bicicletas en la pista de La Exposición. Solo se atendió a clientes con cita previa y mascarilla, uno cada media hora. El gel y los guantes los ponía la tienda a su disposición. Nada de tocar producto y, de momento, tampoco probar ropa. «Hasta que no nos llegue la máquina que hemos comprado para desinfectar, no nos podemos arriesgar», explicaba la copropietaria de Forcebikes.

«Cerramos ya el viernes anterior a que se decretase el estado de alarma por responsabilidad. Desde entonces, hemos seguido la evolución de la pandemia y nos hemos informado en fuentes oficiales y prensa. Estuvimos muy pendientes de cada decisión y anoche (por el domingo) cuando lo tuvimos claro, anunciamos la reapertura en nuestras redes sociales y comenzó un aluvión de correos y mensajes que duró hasta la medianoche», aseguró. Uno de ellos fue el de Santiago de Luis, que no había podido salir el fin de semana con su bicicleta. «Hacer rodillo me aburre y cuando fui a cogerla el viernes para salir el sábado, me llevé la sorpresa de que la cubierta estaba mal», aunque reconoció que «después de mes y medio parado, día arriba o abajo, me da igual».

Un poco más a la aventura abrió su taller de reparación de calzado Francisco Javier Rodríguez Pérez, que no tenía pensado hacerlo hasta la semana que viene, pero como la mampara y las pantallas faciales protectoras llegaron a tiempo y comenzó a recibir llamadas de clientes decidió dejar la puerta abierta de su negocio. Fue el mejor reclamo. Al ver que estaba abierto, varios vecinos le avisaron sobre la marcha de que pasarían más tarde con algún par de zapatos. En principio iba a hacer solo jornada de mañana, pero viendo lo visto decidió parar a mediodía y continuar por la tarde. «Lo que no veo tan claro es lo de usar guantes porque me los puede enganchar esa máquina y llevarme un dedo», reconocía.

Junto a estos talleres de reparación, el tercer servicio dentro del pequeño comercio que abrió sus puertas fue la peluquería y estética. Sin embargo, no en número tan abundante como a sus clientes les habría gustado. «Desde que cerramos había una inquietud tremenda», reconoció el peluquero Francisco González Fernández, quien ya tiene la agenda llena para todo el mes. Sin embargo, no ese oro todo lo que reluce. «Con todas las medidas de seguridad, principalmente los dos metros de distancia entre clientas, igual tengo entre ocho y diez al día cuando un viernes cualquiera puedo estar entre las 40 o 45», de hecho dos de sus cuatro empleadas continúan en un ERTE y la sección de estética todavía no está operativa. «Nos da un poco más de respeto», reconoció, a pesar de que se ha hecho con un termómetro de infrarrojos con el que toma la temperatura a las clientas y trabajadoras, además de guantes, geles y mascarillas.

Rubén Capa, de Maginable Soluciones Gráficas, había terminado algún trabajo a puerta cerrada, pero ayer ya recogía encargos para los negocios que prevén abrir el próximo lunes. Por ejemplo, el estudio de yoga de Luisa Pérez Pérez, a la que le urgía cartelería y vinilos de cara a una próxima reapertura. «Tuve que venir durante el confinamiento porque estas máquinas hay que ponerlas en marcha, pero es hoy (por ayer) cuando estoy cogiendo encargos de mamparas, carteles y vinilos para el suelo», aunque aclaró que el rendimiento no será ni parecido a los meses anteriores a decretarse el estado de alarma.

El resto de comercios de textil, complementos, decoración, perfumería y mueblería, entre otros, no se animaron a abrir. Algunos porque no les dio tiempo a prepararse o no consultaron el BOE el Día de la Madre puesto que ya por la tarde fueron muchos los que comenzaron a anunciar en sus redes sociales que atenderían a los clientes a partir de hoy con cita previa. Otros como la Lencería Gloria o la zapatería infantil Pequeños Chicos prefieren esperar a que haya más movimiento por la calle. En ambos casos, sus propietarias se dedicaron ayer a limpiar y cambiar el escaparate con la esperanza puesta en que los avilesinos colaboren con el pequeño comercio cuando se vaya recuperando la normalidad.

En el caso de la hostelería, con un cierre total, cada vez son más los que se animan a poner en marcha sus cocinas ahora que hay mayor movilidad. El Mesón de Salamanca, por ejemplo, comenzará hoy.

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