Operarios de empresas contratadas por la Xunta retiran pélets de una playa de La Coruña. Efe

Salsa de tomate, rollos de plástico, neumáticos y aluminio, en los otros contenedores hundidos

Galicia espera este fin de semana una avalancha de pélets en sus playas y Greenpeace pide que no se masifiquen los arenales y que se recojan las bolitas de plástico con guantes y gafas «por su posible toxicidad»

Miércoles, 10 de enero 2024, 15:03

Un contenedor con más de mil neumáticos, otro cargado de latas de salsa tomatera, un tercero lleno de rollos de bopp (un tipo de plástico muy utilizado en el envasado de alimentos y en la impresión de pegatinas) y dos más con piezas de aluminio. ... Junto al contenedor con los 1.050 sacos de pélets (unos 26.000 kilos, lo que significa millones de bolitas de plástico), esta es la carga que perdió el buque 'Toconao' el pasado 8 de diciembre cuando navegaba a 74 kilómetros de la costa norte de Portugal en dirección al puerto de Róterdam.

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De los seis contenedores que cayeron por la borda en aguas portuguesas solo se tiene noticia del de los pélets por la aparición masiva de los microplásticos vertidos en decenas de playas de la costa atlántica y cantábrica. El Gobierno cree que el resto de contenedores estaría en el fondo del mar, aunque ha recurrido a medios aéreos para tratar de localizar los sacos de pélets y el resto de la carga extraviada que pueda encontrarse flotando sobre las aguas. «No tenemos datos de qué ha pasado con el resto de contenedores, pero nos preocupa lo que pueda ocurrir con los neumáticos porque son un grave peligro para los ecosistemas marinos», esgrime la responsable de Océanos de Greenpeace, Marta Martín-Borregón.

Expertos en transporte marítimo indican que uno de estos recipientes de carga, de unos 12 metros de largo por 2,3 metros de ancho y alto, puede almacenar hasta un millar de ruedas de coche «e incluso más».

En todo caso, «independientemente del contenido de los contenedores», su sola presencia «ya genera daños en los ecosistemas marinos al tratarse de residuos que no deberían estar ahí», precisa Martín-Borregón.

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A petición de Greenpeace y otras ONGs, la Organización Marítima Internacional de la ONU estudia declarar los pélets como «material peligroso», de manera que no sean transportados en la cubierta de los buques, donde están más expuestos a caer al océano, sino en las bodegas, con mejores sistemas de amarre y «mejor etiquetado» para conocer su trazabilidad en caso de pérdida.

Según el informe anual de WSC, la asociación internacional que representa a las principales navieras, a lo largo de 2022 cayeron por la borda 661 contenedores de los 250 millones que se movieron por los mares del planeta. Es una cifra muy inferior a los 1.566 que se perdieron de media cada año entre 2008-2022.

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Perseguir a los responsables no siempre es fácil. Basta el ejemplo del 'Toconao', una bestia de 300 metros de eslora y 48 de manga. Navega con bandera de Liberia (un pabellón de conveniencia que evita regulaciones más estrictas), pero su armadora está radicada en el paraíso fiscal de Bermudas, aunque la propietaria es una naviera de un alemán con sede social en Chipre. Un galimatías de banderas que dificulta llegar hasta el último responsable del desaguisado medioambiental. Este miércoles por cierto, estaba atracado en el puerto de Nemrut, en Turquía, según la web de rastreos Vessel Finder.

Sólo ha llegado el 10%

A la espera de si se localiza el resto de los contenedores y su contenido, Galicia se prepara para una avalancha de pélets que llegarán este fin de semana a sus playas arrastradas por el fuerte oleaje que se espera en las próximas horas. «Hasta ahora ha llegado una pequeñísima cantidad, apenas el 10%», apunta la responsable de Océanos de Greenpeace. «A partir de este fin de semana va a llegar una mayor cantidad por las corrientes marinas», señala Martín-Borregón, que pide una actuación coordinada que evite la masificación de las playas, teniendo en cuenta que habrá muchas personas que, al coincidir con el fin de semana, querrán acudir a echar una mano en las tareas de limpieza, movidas por la solidaridad. «Hay que recoger los pélets con cuidado porque en la arena hay elementos imprescindibles para los ecosistemas como algas y conchas«. «El problema», añade, «no se soluciona masificando las playas en busca de pélets. Hay que hacerlo de forma coordinada y con ciertas medidas de seguridad».

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En este sentido, recuerda que hay que recoger los microplásticos «con guantes y gafas, porque contienen sustancias nocivas», y acceder «solamente» por los lugares señalados para evitar pisar sin control y hundir los pélets en la arena. Además, advierte del riesgo de que una avalancha de gente deteriore los ecosistemas y los espacios protegidos donde han aparecido también estos microplásticos. «Mejor concentrarse en pequeñas zonas que intentar abarcar una zona muy grande«.

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