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PABLO ANTÓN MARÍN ESTRADA
Domingo, 29 de mayo 2022, 13:34
El peregrino que está a punto de afrontar el último tramo de la ruta del Salvador para llegar a Oviedo atraviesa la villa de Mieres con un cierto respeto en el cuerpo ante el hecho de que se trate del único lugar de Asturias que lleva el Camino -el Camín en su toponimia oficial- en su nombre.
No existen muchas certezas sobre las primeras referencias documentales al topónimo compuesto, pero su sitio en la memoria oral ha perdurado hasta nuestros días.
Del vínculo de la antigua villa y su entorno con el itinerario a San Salvador y a Santiago, en cambio, existen numerosas referencias. En el archivo parroquial de San Juan de Mieres, se conserva el libro de cuentas del hospital-asilo de Santa Catalina. La anotación que lo abre da cuenta de la visita del arcediano de Gordón el 16 de noviembre de 1666 y expone algunas de las recomendaciones que el prelado aconsejó sobre el uso de la alberguería. Funcionó en el barrio de La Paraxuela hasta una fecha tan próxima y lejana como 1839.
El trayecto actual de la vía del Salvador sigue hasta prácticamente del alto de El Padrún el trazado del antiguo Camín Real de Castilla, lo que vale por decir el de la carretera proyectada por Jovellanos en su día.
La ruta oficial salva el Caudal desde El Requexáu por el conocido como Puente Verde -actualmente en obras-. Hasta hace pocas décadas, existía un puente colgante como recuerdo de los que hubo allí antes.
Los fueron echando abajo las crecidas del río, seguramente en primavera, con el deshielo de los puertos y una noticia de ello la ofrecen las órdenes cursadas por el rey Juan I en 1383 para que se repare el puente de Mieres con la razón de que «han de pasar los romeros que van a Santiago e otras personas por el río e perescen en el dicho río por mangua de no estar adobada la dicha puente», y establece un peaje para contribuir a los gastos de las obras de «dos dineros por la bestia mayor e un dinero por la menor».
Al otro lado del Caudal, vamos a entrar en el casco urbano de Mieres por uno de sus barrios más antiguos: el de la Villa de Arriba.
Aquí se alza el palacio barroco de Camposagrado -hoy Instituto Bernaldo de Quirós-, emplazado sobre los restos de un asentamiento romano y otro edificio contemporáneo de él: la Casa Duró (1689). A su lado la capilla de El Carmen, también del XVII, aunque muy remodelada, punto piadoso obligado de los peregrinos a su paso por allí.
Siguiendo el antiguo Camín Real por la N-630, tras pasar frente al Ayuntamiento, nos acercamos al barrio de La Pasera, cuna natal del vate festivo Teodoro Cuesta, que contempla lo mucho que ha cambiado todo lo que le rodea desde la llamativa estatua que se levantó por suscripción popular en 1931, el mismo en el que, por las fiestas patronales de la villa, se inauguró la moderna iglesia de San Juan.
A su sombra, como en siglos distintos, la plaza del Requexu y la antigua Villa de Abajo, desde donde se sigue por la Peña hacia La Rebollá, con su iglesia románica de Santa María Magdalena, donde hubo una malatería, de la que queda el nombre de un barrio y una talla de San Lázaro.
Muy próximo ya a El Padrún, existió un hospital de peregrinos en Copián creado por Alfonso VI de León del que llegó a ver las ruinas Jovellanos mientras proyectaba la carretera a Castilla.
Desde el alto al Salvador hay un paso y Olloniego al fondo del descenso antes de entrar en Oviedo por el camino a Compostela.
Ismael María González Arias –escritor, comunicador y responsable de la Casa de Cultura Teodoro Cuesta de Mieres– es un apasionado de la ruta jacobea del Salvador, un itinerario que confiesa recorrer «por lo menos una vez al año». El también columnista de EL COMERCIO subraya el vínculo de la villa del Caudal con las peregrinaciones desde su mismo nombre: «Aunque la mayor parte de referencias en mapas antiguos el topónimo que aparece es Mieres, el de Mieres del Camín quedó en la memoria colectiva de siempre y, cuando se registró el nomenclátor del concejo, la denominación oficial fue esa. Es el único lugar de Asturias relacionado en su nombre con el Camino», apunta. Es crítico con el escaso compromiso institucional en esta vía histórica y el estado en que se encuentra: «Hay tramos como el que va de Lena a Ujo por la N-630 que ni siquiera tienen arcén y es peligrosísimo, o el que sube hasta El Padrún. El abandono de esta ruta es absoluto. Nunca hubo, políticamente, interés en ella y, desde el punto de vista del marketing, podría ser una de las más atractivas: cruza la cordillera y tiene pocas etapas. Es una pena que en este Xacobeo se haya desaprovechado una ocasión más para potenciar El Salvador y el resto de los caminos de Asturias», lamenta.
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Equipo de Pantallas, Leticia Aróstegui, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández y Mikel Labastida
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