Alberto arce
Lunes, 29 de abril 2019, 21:42
Para el doctor en Química Orgánica por la Universidad de Oviedo,Francisco Morís, cofundador y director gerente, además, de la empresa de biotecnología Entrechem S. L., con doce años dedicados al diseño de distintos productos biomédicos y varios millones de euros dedicados al ... estudio microbiológico de encimas anticancerígenas, encontrar la cura contra el cáncer no es un plan descabellado. Gracias al hallazgo de la molécula EC-70124, la cura de la leucemia mieloide aguda podría descubrirse en Oviedo.
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Solo hay que tener en cuenta una cosa, y es que «hay que saber a qué diana apuntar cuando luchas contra este tipo de enfermedades», anticipa el CEO de la compañía, afincada en el ecosistema innovador del Vivarium de La Corredoria, el vivero de empresas biosanitarias del Ayuntamiento de Oviedo.
EntreChem, fundada como spin-off de la Universidad de Oviedo en 2005 por el profesor y exrector Vicente Gotor (del departamento de Química Orgánica e Inorgánica), se centra en el descubrimiento de nuevos productos obtenidos por ingeniería de rutas metabólicas. En particular, la biosíntesis combinatoria de productos naturales bacterianos producidos por fermentación microbiana con aplicaciones en mercados farmacéuticos (antibióticos, antitumorales, antifúngicos) o en agricultura (bioinsecticidas, herbicidas), entre otros destinatarios mercantiles.
Francisco morís
«EntreChem es un proyecto que tiene que pensar a largo plazo. Actualmente estamos ultimando la fase preclínica y de estudios regulatorios en animales, y en el año 2020 daremos el salto a las pruebas con humanos», afirma el presidente de la biomédica.En ese sentido, uno de los hallazgos más notables de la compañía que dirige Morís han sido las moléculas EC-70124 y EC-8042 (aún no tienen nombre comercial). La primera ya ha curado la leucemia mieloide aguda en roedores gracias a su capacidad de atacar directamente a tres dianas de este tipo de cáncer: la FLT 3, la PIM y la SYK. Y la segunda, diseñada para atacar a tumores con inestabilidad genómica en el ADN en casos pediátricos, se presenta como una «buena alternativa» a la hora de curar los casos menos frecuentes de cáncer infantil. Además, dice el CEO, ambas están diseñadas como una «navaja suiza», útiles para distintos tipos de sarcomas, otros casos de leucemia y cáncer de próstata, entre otros, matiza.
Las actividades de EntreChem incluyen, además, la biocatáisis aplicada que, en palabras de Morís, se refleja en la oferta de productos enantioméricamente puros y en los servicios de síntesis a la carta de productos ópticamente puros, metabolitos y otros que faciliten a sus clientes el proceso de transferencia tecnológica durante el escalado, según sus especificaciones. Una carrera de casi quince años en las que ya se han «quemado» casi diez millones de euros en una curva de gasto ascendente desde el último lustro. Todo ello, comenta, con un 50% de financiación pública y un 50% de financiación privada de entidades como Alimerka o Química del Nalón.
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Desde EntreChem han centrado sus esfuerzos en las moléculas denominadas indolocarbazoles, ya que existen varios ejemplos de indolocarbazoles tanto naturales como sintéticos que han alcanzado la etapa de investigación clínica en humanos. En esa librería biomédica, los profesionales de la compañía han centrado sus esfuerzos de desarrollo en la molécula EC-70124 (su perfil in vitro, confirmado por experimentos celulares, indica que su modo de acción afecta a tumores) y en la EC-8042. Diseñada esta última para los casos pediátricos y seleccionada porque muestra un orden de magnitud de menor toxicidad que la mitramicina en las pruebas con ratones de laboratorio.
«Tenemos que ir paso a paso», recomienda el gerente de EntreChem. «La fase 1 (primeras pruebas clínicas con humanos)» está a la vuelta de la esquina. «Iremos a Madrid a hacerlas, aquí no hay unidades médicas de estas características. Nos llevará un año, aproximadamente, y necesitamos reunir a una treintena de pacientes para determinar las dosis de los fármacos».
Según Moris, este es «el punto caliente» de su actividad empresarial. «Ahora, el movimiento lógico sería vender el programa a una empresa mayor que nos permita continuar con la investigación y las pruebas clínicas de fase 2 y fase 3»; es decir, una carrera que podría finalizar, con los cálculos del empresario, dentro de unos ocho años. «En España hay dos ejemplos de éxito en empresas de este tipo, y una de ellas consiguió vender su producto por 15 millones de dólares de pago inicial y hasta 500 millones de dólares en pagos a largo plazo», continuó.
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