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La idea de un pasaporte de inmunidad frente al coronavirus lleva meses barajándose. La Comunidad de Madrid llegó a plantear el pasado verano la 'cartilla covid', que la poseerían los ciudadanos que hubieran padecido la covid-19 y, por tanto, tuvieran anticuerpos. Con ... la llegada de las vacunas contra el coronavirus, esta idea ha dado un giro de tuerca y ahora el planteamiento pasa por un pasaporte de vacunación. Sin embargo, su utilidad, su legalidad y su ética generan enormes controversias. Esto es lo que se sabe por el momento del pasaporte de vacunación y lo que opinan los expertos.
Todavía se desconocen los formatos en los que podrían emitirse los pasaportes de vacunación, pero, en esencia, son documentos que poseerán las personas que ya han recibido las dosis de las vacunas necesarias y así demostrar que están inmunizados frente al coronavirus.
La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, desveló el pasado lunes que España está liderando en la Unión Europea la idea de poner en marcha un proyecto de «protocolos comunes» para «garantizar una movilidad segura cuando sea posible». Maroto no quiso utilizar la expresión «pasaporte covid» o «salvoconducto de vacunación», pero lo cierto es que esa es, en esencia, la idea con la que trabajan sus expertos.
Este proyecto, que en el Gobierno describen aún como «embrionario», genera dudas en los propios servicios jurídicos del Estado, que no tienen nada claro cómo articular una iniciativa así, que en cualquier caso, avisan, además de consensuarse con el resto de los 27 tendría que tener el aval legislativo, o, incluso el de una ley orgánica.
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Eduardo Paneque yAGO GONZÁLEZ
Los servicios jurídicos consultados por Moncloa han mostrado, de forma informal, su reparo ante la implantación de un pasaporte de vacunación, al cuestionar la legitimidad de limitar los derechos de las personas solo porque no están inmunizadas. Insisten, además, en que sería «claramente discriminatorio» vetar libertades a personas que todavía no han podido acceder a las profilaxis por la falta de viales y no por «motivos ajenos a su voluntad». Según los juristas, un salvoconducto de este tipo crearía «ciudadanos de primera y de segunda».
«Hay un trabajo técnico que se ha desarrollado en el seno de la UE para clarificar su uso sanitario y técnico. Está siendo objeto de estudio. España está participando para llegar a un acuerdo con otros países», se limitó a señalar el pasado miércoles la ministra de Sanidad, Carolina Darias.
Las dudas no son solo jurídicas, también científicas. El Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) no se muestra, por el momento, partidario por las «insuficientes evidencias sobre la eficacia de las vacunas en la reducción de la transmisión» del virus. Sin embargo, el ECDC matizó que «apoya los certificados de vacunación» que documenten quién ha sido inmunizado, cuándo y con qué vacuna, pero exclusivamente con «fines médicos», como una manera exclusivamente estadística de ver cómo se desarrolla la vacunación.
Los expertos de Sanidad coinciden con el parecer de la ECDC y añaden que no hay estudios concluyentes sobre el porcentaje de «reinfección» y que un pasaporte de este tipo que da «falsa seguridad» no puede en ningún caso ser «eximente» de cuarentenas.
La Organización Mundial de Salud suma a las reticencias legales y sanitarias las éticas. La OMS ya ha alertado que, dado el desigual reparto de las vacunas en el mundo, el pasaporte de vacunas vetaría los movimientos a los centenares millones de personas que tardarán todavía mucho en acceder a la profilaxis.
La propuesta no se ve con buenos ojos en gran parte de Europa. Maroto tiene un firme aliado en Grecia, pero de cara tiene a los poderosos gobiernos de Francia y Alemania (exportadores netos de turistas), tal y como quedó claro que en la reunión virtual de ministros de Asuntos Europeos de los Veintisiete celebrada el pasado martes.
Berlín y París alegan que restringir los derechos de alguien solo por el hecho de no estar inmunizado parece de dudosa legitimidad.
Por ahora, solo Israel ha puesto en marcha ese 'pasaporte verde' que abre puertas a hoteles, centros comerciales o gimnasios al 32% de su ciudadanía que está ya completamente inmunizada.
Por otra parte, Reino Unido también analiza implantar un certificado internacional para viajar sin covid, aunque tampoco se conocen más detalles de esa iniciativa, que, explican desde el Ejecutivo, sería «más cercana» a la idea de España, que sobre todo está ligada a la promoción del turismo con vistas a este verano.
La Junta de Andalucía ha impulsado el 'carnet covid', que lleva en marcha desde el miércoles. Con este documento, los residentes en esta comunidad que han recibido las dos dosis podrán acreditar la supuesta inmunidad contra el coronavirus. Sin embargo, aún no está del todo claro para qué servirá exactamente y por ahora es solo un «certificado de vacunación», según reconocen desde el Gobierno andaluz y desde Sanidad.
La Consejería de Turismo del Gobierno de Canarias, más cauta que Andalucía, por ahora solo estudia la posibilidad de poner en marcha de una suerte de certificado que sirva de acelerador del sector hostelero.
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