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A. COLLADO
GIJÓN.
Sábado, 28 de octubre 2023, 00:54
Gracias, gracias y gracias. Todo lo que la figura del hockey Natasha Lee expresó con sus palabras, sus gestos, su misma presencia, desde el inicio de su discurso fue un hondo y sentido agradecimiento a quienes la han acompañado en su carrera. También a todos los presentes, «a todos los que hacéis que nuestro esfuerzo y nuestra pasión tengan sentido y tengan su recompensa».
Comenzó dirigiéndose al recientemente fallecido director de EL COMERCIO, Marcelino Gutiérrez. «Aún recuerdo tu llamada para informarme de este premio y quería agradecértelo aquí en tu casa, con tu familia. Gracias por hacerlo en primera persona, gracias por tu cercanía y gracias por este gran reconocimiento. Allá donde estés, hoy toda esta gala es gracias a ti», pronunció ante un emocionado público.
Desde las páginas de este diario, prosiguió, «me habéis acompañado desde muy pequeña y hasta el día de hoy». Inevitable acordarse de aquella «chinita que salía de su casa en patines, cruzaba la calle y subía por las escaleras del Polideportivo del Llano a toda velocidad». De aquella joven convocada por primera vez con la selección española. «Vosotros, EL COMERCIO, fuisteis y sois el altavoz de toda mi carrera deportiva, pasando por todos los triunfos y derrotas con el Solimar, por mis hazañas y aprendizajes con España e incluso por mi retirada reciente como jugadora. Ojalá que el camino sea igual de largo en mi nueva vida como entrenadora y que sigáis acompañándome siempre», deseó.
Un camino en el que en cada momento se sintió respaldada. «La historia que habéis escrito desde EL COMERCIO la hemos recorrido muchísimas personas durante todos estos años. Yo nunca hice nada sola, siempre me acompañasteis todos vosotros en el camino y me disteis cosas que aprender y mejorar», apuntó.
Y no podían faltar, claro, en su larga lista de agradecimientos los suyos. Los representantes de «esta gran familia que hemos creado: está la junta directiva, que trabaja en la sombra para que nada se caiga»; también «están los más pequeños, que son la parte más especial del club, los que entienden el hockey como una manera de pasarlo bien, de jugar, y de crear nuevos vínculos y amistades». Y, cómo no, «el primer equipo, para representar el trabajo, el disfrute y la competición de este deporte». Para ser el espejo «donde se miran estos guajes». Donde se refleja, a su lado, orgulloso, todo el Principado.
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