La sentencia del caso Pelicot puso punto final a tres meses y medio de un juicio que sorprendió por el débil sentimiento de culpabilidad de muchos de los acusados. Pese a la existencia de pruebas fehacientes de esas agresiones —los miles de videos que Dominique ... Pelicot, el instigador de esta trama, grabó y almacenó en su ordenador— abundaron los eufemismos a lo largo de las audiencias.
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«Fue una violación involuntaria», «me comporté como un muerto viviente», «no sabía lo que era el consentimiento»… Resultaron algunos de los argumentos pronunciados en el Tribunal de Aviñón, en el sudeste de Francia. De los 51 hombres juzgados (uno de ellos está fugado), apenas una quincena mostró su arrepentimiento y reconoció la gravedad de los hechos cometidos. La mayoría de ellos, incluso aquellos que fueron hasta seis veces al domicilio de los Pelicot para violar a Gisèle, se dedicó a banalizar sus delitos.
Así sucedió con Romain V., castigado con la pena más elevada (15 años de cárcel) después de Dominique. La Fiscalía había pedido 18 años para este hombre que abusó de la mujer drogada de manera reiterada a pesar de ser seropositivo, aunque dijo que no es portador del virus. Los representantes del Ministerio Público le reprocharon su falta de empatía con la víctima y «que no intente comprender los motivos de su comportamiento».
Los jueces exigieron a prácticamente todos los acusados un seguimiento médico y psíquico. «Y si no lo seguís, se sumarán tres años a la pena exigida», advirtió el juez Roger Arata. De hecho, este magistrado pareció tener en cuenta en su sentencia el cierto arrepentimiento mostrado por una minoría de los acusados. Fue el caso de Jean-Pierre M., conocido como el imitador de Pelicot al haber violado cinco veces a su propia mujer —ella prefirió no denunciarlo— aplicando la misma metodología, es decir, drogándola y adormeciéndola. «Fui un violador, un criminal. (…) Lo fui en el pasado, pero no volveré a serlo. Cometí actos horribles», defendió en septiembre en la sala de audiencias.
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Tres meses después, los jueces decidieron castigarlo con 12 años de cárcel, cinco menos de los que había pedido la Fiscalía. «Estoy muy satisfecho con esta decisión. (…) Aquellos que pidieron perdón y dijeron que cometieron hechos abominables recibieron un mejor trato» por parte de los jueces, destacó su abogado Patrick Gontard.
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