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A. VILLACORTA
GIJÓN.
Jueves, 30 de abril 2020, 02:47
A veces, los milagros existen, pero son milagros laicos y, además, tienen nombre propio. Como el que le acaba de ocurrir a David Soler Blanco, el pequeño que se había quedado atrapado en Ecuador junto a su padre, Jorge, después de que ambos viajasen hasta allí en busca de una terapia para el niño, que ha cumplido nueve años y a quien diagnosticaron distrofia muscular de Duchenne con solo dos y medio.
Los dos tenían previsto regresar a Almería -donde les esperaba la madre del pequeño, la riosellana Marta Blanco- el 6 de abril, pero la pandemia truncó sus planes y, desde la ciudad de Cuenca, vieron cómo todas las conexiones aéreas con España eran canceladas. Así que, ante el mutismo de la embajada, Jorge y Marta decidieron remover cielo y tierra a través de periódicos como EL COMERCIO y denunciar una situación «desesperada» en la que padre e hijo permanecían confinados en un 'hostel' que a duras penas podían pagar gracias a los fondos recolectados por la familia y los amigos y también a la solidaridad de los dueños del establecimiento, que, además de rebajarles la tarifa del cuarto, les hicieron sentir «como en casa».
Hasta que recibieron la llamada de un español en Ecuador llamado Álex que había leído su historia en internet y que prometía buscarles plaza en el único vuelo en mucho tiempo a pesar de que, según la propia compañía, estaba completo. Dicho y hecho: ayer Jorge y Diego, aún sin creerse del todo lo ocurrido, embarcaron rumbo a Madrid desde Quito. Les esperaba Marta, «muy contenta y agradecida a toda la gente buena que hay por el mundo», y deseando volver a Santianes del Agua, donde aguardan también a David sus abuelos.
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