La Navidad deslumbra otra vez en Alemania
Tradición centenaria ·
Superados los ajustes obligados por la guerra de Ucrania, los 3.000 mercadillos navideños recuperan su intensidad con el AdvientoSecciones
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Tradición centenaria ·
Superados los ajustes obligados por la guerra de Ucrania, los 3.000 mercadillos navideños recuperan su intensidad con el AdvientoPocos eventos promocionan el turismo urbano y la llegada de visitantes extranjeros en la época más fría y oscura del año en Alemania como los mercadillos de Navidad. Lugares de encuentro, celebraciones y compras que se abren al público coincidiendo con el primer domingo de ... Adviento y se desarrollan hasta Nochebuena, aunque siempre hay excepciones que se prolongan incluso hasta el Año Nuevo. Unos 3.000 mercadillos navideños tienen lugar en Alemania. Sólo en Berlín suman más de un centenar y no hay barrio en la capital alemana que prescinda de estos lugares populares de encuentro para disfrutar de pequeñas delicias gastronómicas y hacer compras. Algunos solo duran un día, pero los más grandes se prolongan durante las cuatro semanas del Adviento. Y regresan con toda intensidad una vez superados los ajustes que trajo consigo la guerra de Ucrania.
Hablamos de una tradición centenaria. Los primeros mercados navideños en el área de habla alemana tuvieron lugar hace más de 600 años. Las ciudades sajonas de Bautzen y Dresde se disputan la distinción de contar con el más antiguo. El llamado Mercado de Venceslao de Bautzen se remonta a 1384, cuando Venceslao I, duque de Sajonia-Wittemberg, concedió a la ciudad el privilegio de celebrar entre la festividad de San Miguel, a finales de septiembre, y la Navidad un mercado semanal de carnes. El Striezelmarkt de Dresde, que recibe su nombre por el pan dulce típico de la ciudad que se consume por Navidad, es el más antiguo documentado de Alemania, fundado por el príncipe Federico II de Sajonia en 1434, y que atrae a más de dos millones de visitantes al año, además de facturar más de 50 millones de euros.
El más antiguo del mundo, sin embargo, es el Mercado de Navidad de Viena, creado en 1296 por el rey Alberto I de Habsburgo y que, como todos los fundados durante el medievo, eran mercados para el abastecimiento de la población con vistas al frío invierno. Unos mercados que poco o nada tienen que ver con los que se celebran ahora. Hasta hace más de 300 años la población urbana aprovechaba los también llamados mercados de diciembre para llenar sus despensas con los productos de los vendedores de alimentos, a los que se fueron sumando artesanos. Lo que se ha olvidado es que el Adviento era una época de ayuno que acababa tras la Nochebuena y que las compras tenían como fin llenar las mesas en Navidad con manjares de los que se había prescindido un mes.
La transición del puro mercado de abastos del medievo al navideño se produce en los siglos XVII y XVIII, cuando la Navidad pasa de ser una fiesta religiosa a una celebración familiar burguesa. Y comienzan a abundar las ofertas de bebidas y comida, pero también de juguetes. De esa época procede la costumbre italiana de montar belenes y todavía hoy en algunos mercadillos campestres alemanes se instalan nacimientos con animales aportados por algún campesino del pueblo.
En sus ya más de seis siglos de historia los mercadillos navideños se han hecho grandes en algunas localidades. El de la ciudad sajona de Leipzig es uno de los mayores, con sus más de 300 puestos de productos de artesanía, comida y bebida, acompañado de barracas para los más pequeños. Son frecuentes las pistas de patinaje sobre hielo desmontables y no faltan las bandas, sobre todo de instrumentos de viento, para amenizar la fiesta. El más conocido internacionalmente es el 'Christkindlmarkt' de Nuremberg, que se inaugura el viernes antes del primer domingo de Adviento y cuenta con más de 200 puestos comerciales. Representante de la ciudad y protagonista del evento es la figura del 'Christkind', un niño Jesús representado con un ángel alado de larga cabellera rubia rizada y con una corona de oro, que este año interpretará Nelli Lunkenheimer, una colegiala de 17 años.
Bebida obligada en los mercadillos alemanes es el 'Glühwein', una especie de zurracapote caliente de vino muy especiado con naranja, canela, anís estrellado y clavo, endulzado con miel y elevado de graduación con ron, que reconforta a bajas temperaturas, aunque hay que beberlo con moderación. Y para entonar el estómago no faltan las salchichas, golosinas como las almendras garrapiñadas o las manzanas caramelizadas, y especialidades navideñas como el 'Stolen' de Dresde, las 'Printen' de Aquisgrán, las 'Lebkuchen' de Nuremberg o los 'Spekulatius' de Westfalia, versión alemana de nuestros turrones, polvorones y otros dulces.
Pero los mercadillos alemanes también triunfan fuera. German Christmas Markets se abren todos los años por Adviento en numerosas localidades de Estados Unidos, pero también en Tokio o Pekín, el Ciudad del Cabo y hasta en las antípodas, en Sidney, en Australia, y en Auckland, en Nueva Zelanda. El vino especiado caliente, las salchichas y los dulces más típicos tampoco faltan.
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