Adiós a Dolores Abril, el amor de Juanito Valderrama

Muere Dolores Abril y con ella se va un trocito importante de la historia viva de la copla. Tonadillera de raza, fue el gran amor de Juanito Valderrama. Juntos cantaban, por los escenarios de medio país, y ante la gran pantalla, sus peleas de mentira. Por él renunció a hacer cine con Cantinflas y junto a él tuvo a Juan Valderrama, quien ha publicado hoy en instagram. «Ya estáis juntos para siempre. DEP Dolores Abril. Te quiero mamá».

Cantaora, bailarina y actriz albaceteña, aunque sevillana de adopción, Dolores Abril había cumplido 85 años. Inseparable pareja artística y real del cantaor Juanito Valderrama, lo suyo fue un amor que triunfó contra viento y marea. Porque él, además de sacarle casi veinte años, estaba casado cuando la conoció. Dolores Abril, nacida como Lolita Caballero, decidió hacer las Américas y quitarse de en medio para no sufrir. Pero Juanito insistió. Consiguió la nulidad matrimonial. En 1981 se casaron por lo civil y seis años más tarde por la iglesia.

Aunque el mundo la recordará en pareja, Lolita ya fue una niña prodigio. Cantaba en el colegio, en Radio Albacete y también en el Teatro Circo de su ciudad. Allí la descubrió Valderrama, en primera instancia cautivado por su talento. Solo contaba con doce años pero, con desparpajo, se coló en el camerino del cantante para pedirle que la convirtiera en artista. En realidad ya lo era. Él le dedicó una foto. «Para una futura estrella de la canción». Dicho y hecho.

En 1954 Lolita debutó entre aplausos en el Teatro Calderón. Sustituyó a Marisol Reyes en 'La Copla Eterna'. Juanito cuando la vio no dudó en contratarla y la bautizó artísticamente como Dolores Abril. Ahí sí surgió el amor. Junto a él Abril interpretó también su primera película, «El emigrante» (1959, Sebastián Almeida), y luego rodó «Gitana» (1965), cinta a la que seguirían otras como «El Padre Coplillas» (1968), de Ramón Comas. Entre otros discos grabó con Valderrama «Un chaval» o «Fandangos de Despedida».

Se ha ido Dolores Abril pero vive la copla y el arte y saber estar de la tomadillera serán para siempre, parte indiscutible del género.