El monstruo era un chipirón gordo

Como los cebos de pesca, visto de cerca, es terrorífico, casi de película de ciencia ficción. El monstruo Tully o de Tully se asemeja a los grandes animales marinos de la prehistoria. Sin embargo, este espécimen solo tiene 20 centímetros de largo, como muchos de los cocos, xorrones o trozos de pulpo o calamar que se enfilan en los anzuelos de las cañas para pescar al 'surfcasting' en las costas españolas.

Tal como recoge la revista Nature, los expertos han estudiado sobre los 150 fósiles que existe de esta 'mini bestia'. Su aspecto es aterrador desde la boca a la cola. Y es que sus mandíbulas, repletas de dientes, no están en su cuerpo, sino en una especie de largo cuello, casi de la misma longitud que su tronco. Desde el principio esto llevo a pensar que se trataba de un depredador.

Los ojos están colocados a los lados del tronco, como los de un caracol. Su imagen asemeja un chipirón. Cuenta con cinco orificio en cada lateral que ahora se sabe que era su sistema de respiración por branquias. En la parte trasera tiene unas aletas al igual que cualquier calamar de los que sirven rebozados, en salsa o a la plancha.

Las incógnitas sobre el monstruo Tully- Tullimonstrum gregarium- radicaban en que solo existen fósiles en lajas de piedra. De manera que todo fueron interpretaciones hasta que un equipo de investigadores y paleontólogos decidió echar mano de las innovaciones tecnológicas para recrear al animal en imágenes 3D.

De esta manera, lo que se creía que eran los intestinos del monstruo quedaron identificados como una cuerda dorsal o notocorda. Esto es lo mismo que una primitiva columna vertebral tipo cartilaginosa. Por lo tanto es un invertebrado al uso.

Trully dará todavía mucho de que hablar a la ciencia. El motivo es que no se ha podido determinar si realmente fue un gran depredador y por ello si era carnívoro. Pero también pudiera ser también vegetariano y usar las mandíbulas para cortar las plantas acuáticas.

Tampoco se ha podido determinar como el monstruo Tully se extinguió y por qué. El estudio del periodo geológico en el que se formaron las piedras donde están sus fósiles podría revelar el motivo. Por lo pronto se sabe que al bicho le gustaban los fondos fangosos.

Para los aficionados a la pesca, que prueban nuevos cebos en busca de la mejor picada, quedará sin saber si este monstruo prehistórico, semejante a un calamar y parecido a un gusano de arena, podría en lance desde la costa atraer la atención de una buena lubina, un xargo o una dorada.