La trama gijonesa del hachís

La primera vez que, según nuestra hemeroteca, hablamos del hachís, este era cosa exótica. Fue en 1959, en febrero, en la sección de internacional. En París, el expolicía Pierre Sorlut estaba acusado de organizar orgías ('surprise parties', lo llamaban por entonces) con menores de edad a las que había proporcionado «no la clásica cocaína, sino la marihuana», o, mejor dicho, la pasta que se obtiene de su resina y con la que se trafica en bloques. «Pastillas», lo definíamos en 1973. Por entonces, el 'hachís' ya había comenzado a dejar sus efectos en Gijón. «Hace una temporada», decíamos, «se denunció la desaparición de dos chicas menores de edad. Una vez que se supo el paradero de estas muchachas y de que fueron reintegradas a su domicilio, los familiares manifestaron haber observado en ellas de excitación síquica (sic)».

De las declaraciones de las jóvenes se llegó a un individuo apodado 'El Poeta' y la Brigada de Investigación Criminal (BIC) comenzó su investigación. Aquel hombre alternaba en varios establecimientos de Gijón, muchas veces acompañado de A. F. V., «de 22 años de edad, natural de San Martín del Rey Aurelio y vecino de Gijón, marinero de profesión». Eran consumidores: al arrestar al marinero, se le incautó una porción de 'hachís' que aseguraba haber comprado -en cantidad de mil pesetas- «a un individuo que se conocía por 'Chamarrete'», y al que habían llegado «por mediación de C. H. D., alias 'El Carlos'», en un café de la ciudad. Él era quien les había entregado la mercancía en la calle Santa Ana.

Hubo más nombres. Una joven llamada Flor y J. T., alias 'El Trancho', también consumidores, y una tal 'María, la Alemana', con quien los implicados «solían fumar en los alrededores del muelle local». «A ellos se sumaron J. B. G.; J. O., alias 'El Sepeto' y un tal Antonio, apodado 'Mustafá. Según sus versiones, en dos ocasiones fumaron en un piso de la calle Marqués de Casa Valdés, en compañía de un tal Luis». Fueron siete los arrestados, tristemente jóvenes (todos tenían entre 18 y 23 años), y por medio de sus declaraciones, la trama llegó a Oviedo, donde había otros intermediarios. Se buscaba aún a los suministradores directos. Quedaba mucho por hacer.

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