

Secciones
Servicios
Destacamos
Eran los tiempos gloriosos para la iniciativa industrial en Gijón, aquellos en que los sueños se hacían realidad y el esfuerzo, pero también el capital, premiaba «a los laboriosos hijos del pueblo de Jovellanos», padres de toda clase de sectores que llegaron a nuestra villa con el fin de siglo. Hoy nos toca en este 'Viejo Gijón' hablar, mor de la efeméride, de uno en particular. Dorado, efervescente, inolvidable. La idea de elaborar en nuestra villa cerveza industrialmente, con las técnicas más modernas y una producción que ya rondaba, en 1898, los 40.000 hectolitros, surgió en 1893, y cinco años más tarde, tal día como hoy, lo contamos en portada. La Estrella de Gijón había nacido bajo la gerencia del ingeniero Manuel Suardíaz y el conocimiento del señor Bachmaier, «alemán muy competente en la fabricación de dicha bebida», y se asentó sobre un terreno de quince mil metros cuadrados entre Santa Olaya y El Natahoyo, muy cerca de la estación de ferrocarril y el puerto, La Estrella de Gijón contaba con «los mejores aparatos construidos por la Machinen fabrik Germania de Chemnitz». Yhacían, o eso se decía, una cerveza que brillaba «como un astro de primera magnitud».
Así era la fábrica de La Estrella, y así lo contamos: en el centro, una nave de 75 metros de largo y cuatro plantas, destinada a la germinación. A la izquierda, las salas de máquinas, las bodegas y una fábrica de aguas gaseosas («donde se fabrican 300 docenas de sifones de agua seltz, sin contar las limonadas»); a la derecha, la toneladora, «donde se fabrican pipas, cubas y demás recipientes usados en la casa». Y más. «En los espaciosos sótanos está la cueva de fermentación, donde se mantiene una temperatura de cinco grados sobre cero, y donde se admiran 36 enormes cubas que hacen un mar de cerveza».
Con agua autóctona
Un pozo abierto en roca, de 30 metros, extraía de las profundidades de Gijón el agua necesaria para elaborar la bebida, y las naves contaban con un ascensor, 'rara avis' de la época, que las interconectaba. 26 bocoyes de 35 hectolitros formaban las cuevas de reserva y, en el meollo, las máquinas: a vapor, magníficas, de 40 y 60 caballos; dos para hielo. En la carta, para elegir: cerveza para mesa; CD 'bok doble' y 'bok' morena, y la extra, para exportar a ultramar. Fuimos una ciudad con 'estrella' hasta 1974, cuando cerró. ¡O tempora, o mores! Todo, hasta los sueños, se acaba.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.