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Comenzaremos con un 'flashforward', que dicen ahora; o con una prolepsis, que es lo mismo, pero en cristiano. Murió Leoncio González Granda, periodista de raza ... y carlista de corazón y víscera, en noviembre de 1913, a los 61 años, y, por entonces, su gijonesismo y trayectoria periodística ya habían acabado por deslumbrar sus querencias políticas. «Muerte de un periodista gijonés», titulamos entonces. «Hoy dejó de existir en Madrid el redactor de 'El Correo Español', que estaba enfermo desde hace tiempo». Su carrera militar, así como sus actuaciones a favor de los carlistas incluso «cuando ya habían desaparecido los rescoldos de la guerra civil» quedaban ya lejanas en nuestro recuerdo. Había sido alférez en 1868, cuando destacó en la batalla del puente de Alcolea que llevaría al exilio a la reina Isabel II; teniente al poco tiempo, y muy pronto, en fin, se había proclamado leal a Carlos de Borbón, el séptimo de los pretendientes carlistas.
De eso, y todo lo que le siguió, ya habían pasado casi treinta años en 1898, cuando nos llegó la noticia. Volvamos ahí. «El redactor del periódico carlista 'El Correo Español', de Madrid, don Leoncio González Granda, hijo de esta villa, ha sido detenido en León hace cuatro días, y aún se halla incomunicado». Sorprendía: ¿por qué ahora? Granda, condenado a muerte tras participar en el alzamiento montaraz de Redipollos del Puerto en 1869, había sido en su día prontamente exonerado, por petición popular. Anduvo después en Cuba, donde llegó a teniente, y, a la vuelta, solo olvidó las algaradas militares para rendirse al periodismo.
Desde entonces hasta ahora, veinte años de paz. Fue por eso que cuando se le detuvo, después de varios días en que «venían persiguiéndole de cerca un capitán y un teniente de la guardia civil vestidos de paisano», a aquel arresto lo calificó EL COMERCIO como político. Hoy se sabe que la detención se produjo a causa de la publicación de su obra 'Cuartilla Militar', por la que fue acusado de conspirador... sin conspiración, al parecer. «Desearíamos», decíamos hace 125 años, «que la detención del señor González Granda resultase transitoria, por no encontrar motivo de conspiración política que la agrave, y que se trate solamente de sospechas relacionadas con sus antecedentes». Y sí: pronto todo quedaría en agua de borrajas. Pero todo revolucionario merece una última batalla en la que luchar.
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