Fenómeno 'fan' en Begoña

Arantxa Margolles Beran

Domingo, 26 de noviembre 2023, 02:25

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Divina juventud. Hace 25 años, Elsa Pataky aún no era una estrella de proyección internacional, pero iba camino de ello. Y entre medias pasó, cómo no, por Gijón. Fue en el marco del Festival Internacional de Cine, y con un gran fenómeno 'fan' rodeando la presencia de la joven actriz y de Mariano Alameda. Ambos eran protagonistas de la serie de moda por entonces, 'Al salir de clase', y el medio millar de espectadores que les fue a ver al Jovellanos (dentro y fuera de él) se lo pasó pipa. Estaban, dijimos, «convencidos de que la mejor forma de corresponder a aquel 'regalo de la vista' era gritar hasta la afonía y silbar hasta la confusión. El sonido llegó a ser tan ensordecedor en el Jovellanos que daba igual lo que Pataki y Alameda comentaran en el escenario, porque solo se oía el increscendo de las jóvenes energías vocales». Y eso que el acto fue una fiesta: una actuación improvisada en la que Pataky comía polvorones «mientras ensaya el 'Asturias, patria querida'; él roe el papel de las magdalenas en un neurótico intento de no dejar una miga fuera de su alcance». Fue una fantasía de calibre similar a la sorpresa que causó la presencia de los actores en Gijón. La presentación de 'Taxi express' por Pataky y Alameda había pasado ignota para muchos adolescentes que ese día asistieron, como actividad extraescolar, al Jovellanos. «Lo único que sabían es que tocaba cine en lugar de matemáticas, y eso ya era una buena noticia. Sin embargo, al saber de su presencia, se les aceleró el ritmo cardiaco. '¿Qué, qué? ¿Quién dices que presenta la peli? ¿Cómo? ¿Ahora? ¿De verdad? ¡Anda ya! No puede ser'.' Eran los gritos de guerra que sonaban al conocer la noticia. Y, tras la expresión verbal, los golpes de pecho». La catarsis. Pataky y Alameda tardaron en poder hablar de aquello que habían venido a hablar: de su película, producida por Luc Besson. El film se proyectó, pero para ese entonces los actores ya habían huido del coliseo gijonés. Sin mucho éxito, porque en Begoña les esperaba la marabunta. Armadas de pósters y de bolígrafos, las 'fans' afrontaban su última batalla: conseguir una firma de sus ídolos.