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El suceso conmocionó Gijón. El atropello provocado por un conductor ebrio (había ingerido varios güisquis y esnifado cocaína, «además de fumarse unos porros» antes de coger el coche) resultó con una mujer muerta y tres heridos graves en la confluencia entre las calles de Ramón ... y Cajal y Feijoo, uno de los puntos negros de la seguridad vial en Gijón. Lo era, según informamos hace 25 años, al menos desde 1995, cuando la Policía Local de Gijón «hizo una serie de informes en los que se colocaban como chinchetas sobre el mapa de la ciudad las zonas con más accidentes». Una de ellas, en el barrio de El Coto, era este punto, «caracterizado por una fuerte intensidad de tráfico en los días de semana y una señalización que tiende a no ser respetada».
«Los accidentes que se producen en este cruce son exclusivamente a consecuencia de no respetar la señalización semafórica», decía el informe policial. No lo había hecho, desde luego, el conductor implicado en el trágico suceso de El Coto, ya detenido. Viajando en un Volkswagen Golf en estado de ebriedad, «se saltó un semáforo en rojo y embistió contra un Opel Kadett que cruzaba con prioridad. Como resultado del golpe, el segundo vehículo se empotró en una peletería y de él salieron despedidos dos ocupantes», la mujer fallecida y su sobrino, que resultó herido. Una familia muy conocida en La Calzada, ya que allí, en la calle Miguel Servet, regentaba el kiosko 'Casares'.
De modo que había un punto negro de seguridad vial en Gijón, sí, pero también mediaron otras circunstancias graves: alcohol, drogas y velocidad excesiva. «Poco se puede hacer en casos como el del domingo para prevenir tragedias así», decían, a preguntas de EL COMERCIO, expertos en tráfico. Dependía ya más de la responsabilidad del conductor. Pero también de los controles de alcoholemia, cada vez más frecuentes en zona urbana en 1998, y de velocidad por radar. Hace 25 años, abundaban los 'circuitos de carreras' en la avenida de Príncipe de Asturias, Gaspar García Laviana, la carretera de Somió al Infanzón o la calle de Mariano Pola. Quedaba mucho por concienciar.
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