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Ahí sigue, aunque ya muy constreñida, a 43 años de que las autoridades españolas considerasen que ya no era necesaria la vacunación contra la tuberculosis. El mal que aterrorizó a nuestros abuelos es ya residual: menos de diez casos por cada 100.000 habitantes, lo que implica una baja incidencia. Pero en 1948 la tuberculosis era una amenaza real para la sanidad pública de un país que, además, pasaba hambre. En extremo contagiosa y mortal, la 'peste blanca' seguía llevándose cada año a miles de jóvenes con toda la vida por delante. Para ayudar a su investigación, hace 75 años anunciaba EL COMERCIO la celebración de la Fiesta de la Flor, «una cuestación que tiene verdadero carácter excepcional por tratarse de la recaudación anual, o poco menos, y por su sentido, que va encaminado a dar medios a esa gran lucha antituberculosa que debe ponerse entre las más grandes y señaladas empresas de nuestros días».
La Fiesta llevaba celebrándose desde principios de siglo, aunque en alguna edición concreta (por ejemplo, tras el desastre de Annual) los fondos habían ido a otras causas de emergencia. Ahora, en la posguerra, la jornada recuperaba «aquel tono y ambiente a un mismo tiempo popular y señoril que tuvo en sus comienzos y que le valió ser mirada como una fiesta de cordial fusión entre el pueblo y la aristocracia de la sangre y del dinero, e incluso la Realeza».
Falta hacía, ya que, como recordábamos, «nunca como ahora ese gran mal hizo avances terribles y nunca se dispuso de los medios que ahora, con dinero suficiente, pueden emplearse para atajar o cortar lo que de otro modo llevaría trazas de invadir la humanidad». La fiesta, una jornada más bien, consistía en la recaudación de limosnas por parte de un grupo de «amables damitas o por distinguidas señoritas» que, a cambio del donativo, depositaban una flor en el ojal del solidario. Con aquellos fondos se intentarían crear «nuevas instituciones antituberculosas en forma de preventorios, dispensarios, sanatorios, etcétera». Poco a poco, con la ayuda de la caridad, como se estilaba en aquellos tiempos.
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