Las nubes y una temperatura más propia del otoño que de un verano que no acaba de arrancar no desanimaron ayer a los visitantes de Metrópoli en el día que la villa de Gijón festejaba a su patrón San Pedro. El primer sábado del festival no defruaudó las expectativas en el que suele ser uno de los picos de mayor afluencia y en el que, como fue el caso, el mal tiempo atrae al público frente a otras alternativas de ocio al aire libre. Esa era una impresión compartida por los profesionales de la hostelería y de la zona comercial del recinto consultados al mediodía, en una sesión vermú que sin ser masiva, iría llenándose poco a poco de ambiente.
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Pablo A. Marín Estrada
«Para nosotros y el festival, un día nubladín mejor que de playa», afirmaba un veterano de Metrópoli, Luis Santurio, del bar Soho, en la barra de un local amigo, mientras departía con Juan Brion, Belén Rubiera y su pequeña, Alba. «Viniendo en familia está bien así, es más tranquilo. Nos presta verlo todo y comer por aquí», manifestaban estos gijoneses.
Dando buena cuenta de sendas hamburguesas en la zona de Food Trucks, Irene Ruíz y Andrés Iglesias, se confesaban asiduos a Metrópoli, aunque no de presencia diaria. «Acudimos el fin de semana y pasar el día, picar algo y luego dar una vuelta por curiosidad. Lo que más nos atrae es el pabellón de tattoos y ver cosas que solo ahí encuentas», explicaban. Cerca, en una de las terrazas próxima al escenario central, Leire Sánchez, Javier Robles y Kathy Irvine, vermuteaban amigablemente: «Tenemos a los críos en un taller de cocina mexicana y aquí estamos. Que esté nublado no nos da bajón, esto es Asturias. La única queja que el pase diario no sirva para salir y volver luego, por lo demás genial», expresaban.
Igual de despreocupados por el cielo gris y la amenaza de lluvia, recorrían el recinto once chavales del programa 'Una ciudad para todos' con Andrea, su monitora: «El plan de hoy era ir a la playa, por suerte teníamos esta otra opción», apuntaba esta, mientras la respuesta colectiva era unánime sobre el paseo por el festival: «Lo estamos pasando muy guay aquí».
Pasárselo bien seguramente tiene un significado distinto para cada visitante de esta cita con el entretenimiento, la cultura popular y todo tipo de caprichos apasionados, pero la programación de la jornada ofrecía más de una oportunidad para transformar esa vivencia en una impresión generalizada. Durante la tarde, un auténtico especialista en divertir al personal con su inagotable ironía, el asturiano Joaquín Pajarón presentaba su último espectáculo 'Radio Pajaronia', tan singular y descacharrante como los que le han convertido en una referencia del humorismo más actual.
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El espacio para la música en vivo tenía anoche en Metrópoli dos magníficas propuestas, la del argentino Maximiliano Calvo, que mostró su buen hacer sobre unas tablas y para coronar la fiesta, el actor Carlos Areces y Anibal Gómez, Ojete Calor, con su electrónica provocadora de baile y risas al por mayor. Esta noche, uno de los conciertos más esperados, el de Amaral.
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