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Falta poco para que uno de los eventos astronómicos más mágicos se produzca. Cada año, la lluvia de las perseidas convierte el oscuro cielo veraniego en un auténtico espectáculo audiovisual que es digno de ver en primera persona. Aunque su punto álgido se sitúa entre el 11 y el 13 de agosto, las comúnmente llamadas 'Lágrimas de Lorenzo' comienzan a observarse hacia el 17 de julio y finalizan alrededor del 24 de agosto.
Así es que del 11 al 13 de agosto serán los días perfectos para observar la lluvia de perseidas. Durante estas fechas, la actividad de meteoros alcanza su pico máximo, prometiendo el mayor espectáculo. Según los datos del Observatorio Astronómico Nacional, en 2024, el pico de actividad de las Perseidas se producirá el 12 de agosto entre las 15 y las 18 horas (hora oficial peninsular). En particular, este año esta lluvia de meteoros coincidirá en su pico máximo de actividad con un cuarto creciente lunar. Lo que complica la identificación de estas perseidas por el brillo extra en el cielo.
A pesar de ello, los expertos destacan que el mejor momento para observarlas es después de la medianoche hasta el amanecer. Indican, además, que para verlas el único requisito será ir a una zona elevada y con un cielo despejado, que esté lejos de una ciudad y de su contaminación lumínica. Esto último hará que el cielo se vea más oscuro, mejorando la visibilidad de las estrellas.
De hecho, el fenómeno puede observarse desde cualquier punto del globo terráqueo, siempre y cuando las condiciones atmosféricas acompañen, por lo que también será visible desde Asturias.
Este fenómeno astronómico tiene su origen en los fragmentos del cometa 109P/Swift-Tuttle, descubierto en 1862 por los astrónomos estadounidenses Lewis Swift y Horace Parnell Tuttle. Este cometa tiene un período de, aproximadamente, 133 años y, cada vez que se acerca al Sol, deja tras de sí una estela de polvo y escombros, conocida como meteoroides, que se esparcen a lo largo de su órbita. Son estos fragmentos los que al entrar en contacto con la atmósfera producen el efecto visual de fugaces destellos.
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