PABLO ANTÓN MARÍN ESTRADA
Lunes, 7 de febrero 2022
El itinerario de la vía de la costa que discurre por Valdés se reparte en dos etapas debido a la extensión del tramo. Es algo que agradece el peregrino como oportunidad para disfrutar de un entorno que raramente cansa a la mirada. Como buen agua y buenas viandas no le faltarán en cualquier rincón donde se detenga, no le pesará llevar consigo a modo de alimento espiritual y compañía los versos del Padre Galo, Fernán Coronas, el poeta que, siguiendo a sus admirados autores japoneses, mejor supo descubrir la magia que encierra cada lugar con nombre propio. En sus poemas está el mapa entero del concejo valdesano, el que cita expresamente con sus topónimos y el que se intuye, como un hilo de neblina, entre cada uno de esos precisos enclaves. La invitación a admirar la belleza de todas las cosas que nos rodean o al sosiego interno y al recogimiento será buena compañera de viaje al que camina a Santiago.
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El trayecto avanza por estas tierras como el título de uno de sus poemas a este paisaje: 'Inter pinos et aquas', entre la sierra boscosa, los ríos y el Cantábrico. Es la ruta del antiguo Camín Real, en el que Fernán Coronas parece recordar las antiguas huellas de quienes iban por él a Compostela: «Carril vieya, carril vieya,/que vas camín de Llubarca,/inda güey quieru seguite/por mor d'antiguas pisadas». Sus palabras escritas en la lengua materna no precisa traducción a quien entienda la música clara de su poesía. Así podrá seguir la amena guía que le va brindando de los lugares por los que pasa: Cadavéu, con su capilla de La Regalina sobre el mar y su torre herida de Villamoros: «Subre'l cielu clariosu/firme negreya/cargada de memorias/la torre vieya». O enclaves por los que irá cruzando: «Enriba, enriba las cuestas/sunrrí Teona cul sou blancor/y allí na vera del camín vieyu/guarda'l so güertu chenu de flor./Debaxu della vese Samplayu/ya encima, enfrente Silvamayor». De su mano irá llegando a las calles de Luarca, descrita por el cadavedano con ojo de acuarelista: «Del cale ya de la llouza/cueye blancor ya pretura/ya nu sendeiru de pena/de la su encovonadura/la mi villa de Llubarca/sunrise clara ya escura». Desde allí, subiendo a la Atalaya, podrá divisar con el poeta la Pena Furada: «Siempre nu meyu del mar bramador/.../sele, serena con cada cachón».
En la villa blanca, el peregrino podrá combinar las rimas del Padre Galo con la atención a las leyendas locales. La más famosa probablemente no date más allá de la segunda mitad del siglo XX y se le atribuye al polígrafo Jesús Evaristo Casariego, fidalgo de armas tomar y erudito de muchos saberes, que ayudó a su amigo Álvaro Cunqueiro a verter en gallego a Hölderlin. De su inventiva se dice que salió la historia del pirata Cambaral y el puente del beso. Todo el que ha estado alguna vez en Luarca la conoce: el señor de la Atalaya apresa a Cambaral, un corsario berberisco que azotaba esas costas y su hija lo libera por amor. Se encuentran en el puente y, mientras se besan, la espada del padre los decapita. Las cabezas rodaron al agua unidas por los labios. La otra leyenda tiene más trazas de provenir de la tradición oral. Es la de la Fonte del Bruxo. La actual es de 1764, obra de Julio Méndez Camina sobre la antigua medieval. A su caño acudía un 'bruxo' cada mañana de San Juan a intentar coger la flor del agua. En una de ellas se topó con una xana que le prometió un tesoro si devanaba una madeja de oro antes de que amaneciese. El 'bruxo' se apuró al ver que llegaba el día y rompió el hilo. La xana se lo llevó a su mundo oculto. Hay quien cuenta que volvió y acabó peregrinando a Santiago por ese otro hilo de oro que es el Camino. Pudo ser.
P. A. M. E
Mary Regla Rico preside desde Cadavedo la Asociación Amigos del Camino de Santiago Valdés-Luarca, una entidad vecinal con casi treinta años de actividad. «Somos de las pioneras de Asturias y el albergue de Almuña, el segundo que se abrió». Entre los hitos históricos destaca «un punto importantísimo como es Cadavedo, donde está documentado en el archivo de la Catedral un hospital en el año 905, casi en el inicio de las peregrinaciones, y que existió hasta la desamortización de Mendizábal». En la época actual, los albergues siguen teniendo un papel clave y así lo entiende la asociación valdesana: «Debido a que las etapas son larguísimas, en 2004 se abrió uno nuevo en el mismo Cadavedo. Nosotros creemos que las dotaciones de los albergues deben ser las básicas para que no seamos competencia desleal con otro tipo de alojamientos y pensamos que ese es el espíritu del Camino: convivencia, austeridad y atención directa. Aparte de ello, consideramos que también contribuye de manera muy importante al desarrollo económico de las zonas por donde pasa». De su experiencia afirma:«Lo que nos comunican los peregrinos es que de Asturias lo que más valoran es el trato humano, aparte de comida, paisaje, etcétera».
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