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pilar fonseca
Viernes, 25 de marzo 2022, 19:01
Lo comentaba la propia Hailey Bieber a través de su perfil en la red social Instagram. Estaba desayunando junto a su marido y comenzó a notar unos síntomas que hicieron que fueran al hospital.
Allí le confirmaron que había tenido un pequeño coágulo de sangre en el cerebro, lo que llamamos un ictus y que erróneamente lo relacionamos sólo con pacientes de edad avanzada.
Coloquialmente, el ictus también se conoce como derrame cerebral, infarto cerebral, embolia, trombosis y apoplejía.
Según la Fundación Ictus se trata de una enfermedad aguda que afecta a una de cada seis personas, es la primera causa de discapacidad y la primera de mortalidad entre mujeres, la tercera entre hombres.
Se produce por una alteración repentina de la circulación de la sangre en el cerebro, se interrumpe el flujo sanguíneo en esta zona bien por un coágulo o taponamiento o bien por una rotura de una arteria cerebral.
Cuando se produce este coágulo, es vital el tiempo de respuesta para que no se vean comprometidas funciones cognitivas, motoras o sensitivas.
Estamos hablando de que es el cerebro el órgano afectado cuando se produce un ictus, por dar sólo una cifra: por cada minuto que pasa sin riego en la zona afectada por el ictus, se mueren dos millones de neuronas según han calculado los médicos especialistas.
Hay una serie de factores de riesgo que pueden hacer que se produzca un ictus, algunos de ellos son modificables y otros no pero segúnel Observatorio del Ictus se podrían llegar a evitarhasta el 80% de los casos de ictus si se controlaran estos factores de riesgo.
Dentro de los factores de riesgo que pueden llegar a provocar un ictus y que se pueden controlar o incluso evitar están el consumo de alcohol y tabaco, tener el colesterol en valores altos, padecer diabetes o tener un cierto grado de resistencia a la insulina, la hipertensión arterial, el sedentarismo y la obesidad.
Entre los factores de riesgo que lamentablemente no se pueden controlar la edad es uno de los más frecuentes aunque no es exclusivo. La raza o la etnia también influyen en las posibilidades de sufrir un ictus y hay un tanto por cierto que se produce sin causas evidentes que se achaca a factores genéticos.
Lo que los médicos y especialistas tienen claro es que en la gran mayoría de los casos: llevar una dieta saludable, hacer deporte o desarrollar una actividad física de forma habitual, controlar el peso, no fumar, reducir el consumo del alcohol al máximo, vigilar la tensión arterial, controlar el colesterol y los niveles de azúcar en sangre y reducir el estrés todo lo que sea posible, son las medidas más eficaces para prevenir la aparición de un episodio de ictus a lo largo de la vida de una persona.
El ictus emite seis señales de alarma que se manifiestan de forma repentina. Tres de ellas se ven de manera muy evidente por parte de aquellas personas que estén con quien padezca un ictus en ese momento.
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Se pierde fuerza o sensibilidad en la mitad del cuerpo, podemos observar que la persona tiene media cara caída, que sonríe de forma asimétrica y que no puede sostener un objeto con el brazo de la mitad débil de su cuerpo.
Se genera una dificultad para hablar o entender, la persona que está sufriendo un ictus. Habla de repente de forma inconexa, ininteligible o utilizando palabras que no coinciden con el contexto, que no tienen sentido o puede que no nos comprenda aunque estemos utilizando un lenguaje sencillo.
Se siente una sensación de vértigo o desequilibrio. La persona que está sufriendo un ictus podría caerse de forma brusca o marearse y tener que sentarse para evitar la caída.
Las señales que no se ven por parte de quien acompaña a la persona que está sufriendo un ictus son: un dolor de cabeza muy intenso con un inicio brusco, la pérdida total o parcial de la visión o la visión borrosa de forma súbita y el hormigueo de la cara, del brazo y de la pierna de un lado del cuerpo.
El tiempo es vital por lo que siempre que nos encontremos con alguno de estos síntomas lo más recomendable es acudir a un centro hospitalario cuanto antes para que la persona sea valorada con carácter de urgencia.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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