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Pilar Fonseca
Domingo, 27 de marzo 2022, 19:40
Tanto el sobrepeso como la obesidad tienen un efecto muy negativo en la salud de la población. Se trata de una enfermedad que debe ser tratada por lo que es muy importante conocer tanto las causas que la producen, como los riesgos que conlleva padecerla.
Se sabe que la obesidad es un factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes, osteoartritis y más recientemente, se ha podido comprobar que está asociada con un importante aumento de las posibilidades de hospitalización en el caso de enfermar de COVID19.
Según señalaba el Banco Mundial en uno de sus últimos informes, la obesidad ha llegado a causar 4 millones de muertes en todo el mundo y ha triplicado su incidencia desde el año 1975. Los datos señalan que estamos viviendo una pandemia desde hace décadas en este aspecto.
Llevar una vida saludable es fundamental para prevenir la obesidad y hay cuatro líneas de acción en las que coinciden todos los profesionales de la salud para conseguirlo.
Tal y como señala en su último libro, «Comer mierda», publicado por Vergara, el nutricionista Julio Basulto, llamar alimento a los productos ultraprocesados «es como echarle purpurina a una mierda y decir que es una estrella» por lo que lo mejor que podemos hacer por la salud es sacarlos de la dieta.
La alimentación más aconsejada por los expertos es aquella que es natural y equilibrada y que escucha las necesidades del cuerpo en cada momento vital.
Aumentar el consumo de frutas y verduras de temporada y beber suficiente agua cada día, serían dos de los pilares fundamentales para sacar los ultraprocesados de la dieta.
No hay que quedarse con las cremas de verduras o las legumbres sólo en invierno, perfectamente podemos preparar ensaladas de legumbres en verano y barbacoas con verduras. El estilo de vida cambia con cada estación por lo que la dieta se puede ver modificada pero no por eso dejar de ser saludable.
La ingesta de frutas, verduras, semillas, fibra y un aporte moderado de proteínas ha sido la base de nuestra nutrición y diferentes estudios han demostrado que esta alimentación es un arma imprescindible para la prevención y el tratamiento de distintas patologías, entre ellas la obesidad.
Decir adiós a los azúcares añadidos y controlar mucho más los carbohidratos que comemos cada día, es fundamental para prevenir la obesidad y cuidar la salud.
Los perjuicios del azúcar son de sobra conocidos y sin embargo los carbohidratos de asimilación rápida han tenido muy buena fama y muy poco merecida.
La glucosa en la que se transforman los carbohidratos de asimilación rápida provocan picos de energía en el cuerpo y su caída suele generar ansiedad y más ganas de seguir consumiéndolos, es un círculo vicioso difícil de romper a pesar de ser muy pernicioso para la salud, por lo que es mejor evitarlo todo lo que nos sea posible.
Las grasas saludables pueden llegar a suponer el doble de energía de asimilación lenta y además aportan ácidos grasos esenciales que el cuerpo humano no fabrica por sí mismo pero que son indispensables para la salud.
El ejercicio, la práctica de un deporte o tener algún tipo de actividad física de forma regular es el aliado perfecto de una alimentación saludable para prevenir la obesidad y toda una batería de patologías y problemas de salud como enfermedades cardiovasculares, metabólicas, para reducir el dolor, los síntomas de depresión, el control de los niveles de azúcar en sangre.
Mantener una actividad física que complemente una alimentación equilibrada es muy recomendable para cuidar la salud pero no se debe olvidar la importancia que también tiene el descanso tanto en cantidad como en calidad.
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