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Pilar FOnseca
Sábado, 19 de febrero 2022, 01:13
Hace sólo unas semanas que se ha autorizado por la Unión Europea la comercialización para su consumo de las formas congeladas, desecadas y en polvo, del grillo doméstico y es el segundo insecto que ya se puede consumir legalmente en Europa si nos apeteciera hacerlo.
El primero fue el gusano de la harina (Tenebrio Molitor) que puede utilizarse seco, entero o como ingrediente de todo tipo de productos alimentarios. Así se está comercializando y consumiendo.
En 2017 una empresa suiza empezó a comercializar hamburguesas preparadas con harina de insecto pero no es la única, en España se ubica la primera empresa a nivel mundial de cría industrial del Tenebrio Molitor.
La industria alimentaria no deja de innovar y estos nuevos productos aprobados por los organismos europeos son un nuevo campo de inversión, de investigación y por supuesto, de consumo al que nadie quiere llegar tarde.
Tebrio es el nombre de la empresa española que cría el gusano de la harina a nivel industrial y lo transforma en ingrediente para alimentación animal, nutrición vegetal y otros usos bio-industriales.
En el caso de esta nueva autorización del grillo doméstico como alimento humano, la tardanza en su aprobación ha estado ligada a las comprobaciones que se han realizado para descartar que pudiera ser un posible alérgeno en la población humana.
Las pruebas finalmente han constatado que no hay presencia de alérgenos en el grillo doméstico y por eso se ha aprobado la posibilidad de su consumo como alimento.
Pues es sencillo, los costes son más asequibles por parte de las empresas que los que provoca la producción de otros animales para el consumo humano y la necesidad de proteínas va a seguir siendo una constante para la población mundial.
Se utilizan menos recursos naturales relacionados con la alimentación de los animales, se emplea menos agua y se necesita menos espacio físico para la cría de insectos. Además, los gases de efecto invernadero que producen los insectos son probablemente muy inferiores a los que generan otros animales según señalan las nuevas empresas del sector.
Los insectos, según los cálculos que se han llevado a cabo para estas aprobaciones, pueden llegar a convertir dos kilos de alimento en un kilo de masa de insecto, proporciones difíciles de conseguir con otros animales.
Ya se ha planteado por parte de una empresa neerlandesa la solicitud a las autoridades europeas correspondientes, para poder comercializar el grillo doméstico congelado, desecado y en polvo.
De hecho plantean la alternativa de usar la harina de grillo como ingrediente principal del tradicional falafel, teniendo en cuenta las propiedades nutricionales y los aportes de hierro y proteína que supone el consumo de este nuevo producto alimenticio.
Es muy poco frecuente en la gastronomía europea pero es innegable que la entomofagia (o comer insectos) es una práctica muy común en el resto de continentes. En algunos más que en otros.
En América se comen los chapulines, una especie de saltamontes desde hace décadas. En África es relativamente conocido el consumo de orugas o de la llamada langosta del desierto. En Asia es donde más extendido está el consumo de insectos por los humanos y donde más variedades de insectos se ingieren de manera habitual, saltamontes, arañas, gusanos o distintos tipos de larvas y termitas.
En Europa ya existen dos insectos autorizados para el consumo humano que, poco a poco, parece evidente que van a ir entrando en las mesas, en las casas y en los platos de la población. Sin prisa pero sin pausa.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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