Aunque estos días la buena temperatura acompañe, la realidad es que ya estamos en pleno otoño y los pantalones cortos y las sandalias van dejando paso a las botas y los abrigos. Llega uno de los momentos más temidos, en cuanto a orden familiar se refiere, el cambio de armario.
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Cuando hay que cambiar la ropa de verano a la de invierno de una sola persona, esta acción se puede coger con más o menos ganas o incluso hacerlo entretenido, pero cuando se trata de recolocar las prendas de más de un miembro de la familia, la tarea se hace sin duda más cuesta arriba.
Vamos a ver algunas ideas para hacer el cambio de armario familiar y no morir en el intento.
Es importante no verlo como un todo y separarlo en partes para no volverse loco. Puede hacerse el cambio de un miembro de la familia por la mañana, otro por la tarde o incluso, los guardarropas de los niños un fin de semana y los de los adultos el fin de semana siguiente.
Hacerlo de esta manera, además de ser más llevadero, hará que sea más sencillo clasificar las prendas de cada uno, algo importante a la hora de guardarlo y que facilitará el trabajo en la próxima temporada.
En el caso de los adultos, no hay problema con que cada uno se encargue de su armario, pero pedirle a un niño que ayude con el suyo retrasa más que otra cosa. Aun así no hay que desistir ya que con el tiempo cogerá práctica y cada vez será de más ayuda. En función de su edad hay varias cosas que podrá hacer, desde seleccionar lo que ya no le sirve e ir separándolo, a decir lo que le gusta más o menos para ver si hay alguna prenda que se pueda retirar.
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También hay trucos, como ayudarse con un cartón, para que aprendan a doblar desde muy pequeños y pueden echar una mano con ello. Desde luego, en compañía todo se hace mejor pero será necesario armarse de paciencia.
Este es un punto en el que también pueden colaborar los pequeños de la casa. Antes de empezar a colocar la ropa de invierno, es importante sacar toda la de verano y aprovechar el momento para hacer una limpieza del armario.
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Lo que se vaya sacando hay que clasificarlo por prendas. Los pantalones cortos juntos, los jerseys, las camisetas de tirantes… así a la hora de guardarlo será más sencillo.
Este es un buen momento para seleccionar la ropa que no se ha utilizado o la ropa que ya no les sirve a los niños, que crecen tan deprisa, y apartarla para poder donarla o regalarla. No hay que olvidar que el minimalismo puede ser de gran ayuda en este tema.
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La manera en la que colocar la ropa es importante y por ello, se debe hacer con la mayor lógica posible. La ropa que más se utilice hay que ponerla más a mano y, la que se vestirá en ocasiones especiales, puede estar algo más inaccesible.
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En este punto también es muy importante contar con la ayuda de los menores. Hablar con ellos para ver dónde colocar las prendas de tal manera que ellos puedan ser lo más autónomos posibles. Poner doble barra si es necesario, colocar una más baja para que puedan llegar a ella o decidir juntos en qué cajón irá cada cosa, no sólo hará más llevadero el cambio de armario, si no que, en el día a día hará que puedan hacer más cosas por sí solos.
Para guardar la ropa y evitar que le salgan manchas amarillas, lo ideal es lavar todo con poco detergente y suavizante, o incluso sin él, y una vez seca, guardarla sin planchar.
Como anteriormente se había clasificado todo, ahora solo toca ir metiendo en cajas de tela o de plástico, depende de donde se guarden. Si se van a meter en un canapé o en el armario, lo ideal es apostar por cajas de tela. Sin embargo, si se van a llevar a algún trastero es mejor optar por las de plásticos, eso sí, que no sean muy grandes para poder manipularlas con facilidad.
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Dos consejos que se agradecerán y mucho en el próximo cambio de armario: añadir una bolsa que de olor agradable a la ropa y marcar cada caja con una etiqueta, de esta manera se sabrá lo que contiene cada una de ellas.
Colocar la ropa de los niños a su altura, para que puedan acceder a ella, al menos la mayoría.
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- Empezar por lo que se cuelga en el armario, después los cajones y por último las baldas. Lo ideal es colgar todo lo que se pueda.
- Todas las perchas deben ser iguales. Elegirlas lo más finas posible y si son de algún material que evite que resbale la ropa, mejor.
- Colocar la ropa por categorías. Todas las faldas juntas, las camisas, los jerséis en el cajón… etc.
- Que se pueda ver todo de un vistazo. El doblado vertical que puso de moda la japonesa Marie Kondo, es un buen aliado para esto.
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- Cuenta con la opinión de los niños en lo que a su armario se refiere. Cuanto más implicado se sienta el menor, más autónomo y responsable se hará.
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