Luis Fernández-Vega, en una consulta del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega, en Oviedo. MARIO ROJAS

«Tenemos gente para hacer lo que se hace fuera, pero se necesita apoyo»

Luis Fernández-Vega | Doctor en el Instituto Fernández-Vega ·

Tras cinco generaciones de oftalmólogos, Luis Fernández-Vega desvela la clave del éxito: «Intentamos formarnos para ser punteros»

E. PANEQUE

OVIEDO.

Domingo, 27 de junio 2021, 02:55

El doctor Adolfo Fernández-Vega abrió la primera consulta en Oviedo en 1886. 135 años después, su legado sigue siendo referente en España. Llega el turno de la quinta generación con Luis Fernández-Vega (Oviedo, 1985) como doctor de la Unidad de Córnea y Cristalino ... del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega.

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-Cinco generaciones siendo pioneros, ¿esto tiene algo que ver con el ADN?

-Eso parece (risas). Algo tiene que haber en los genes o en que vemos el trabajo que hay en el día a día en nuestras casas y queremos seguirlo. Lo empezó mi tatarabuelo en 1886. Se formó en un mes en París, y vino ya siendo oftalmólogo. ¡Imagínate cómo era la formación en aquella época! Hoy nos estamos formando en siete u ocho años.

-Ya no solo es la pasión por la profesión, ¿cómo se consigue ser referente en tantas décadas?

-Todos intentamos formarnos para ser punteros. Tenemos un compromiso muy fuerte con la profesión y con los pacientes. Eso lo vivimos en nuestra casa desde que éramos pequeños: cómo trabajaban y cómo mi abuelo, mis padres y mis tíos amaban la profesión. La palabra te convence, pero el ejemplo es lo que te arrastra.

-Y una presión para generaciones futuras. ¡Cualquiera les dice que no quiere dedicarse a ello!

-Yo tengo un hijo de un año y decimos, en plan de broma, que ya nació oftalmólogo. Eso sí, a nosotros nadie nos obligó, ni yo lo he hecho nunca. De pequeño, en cuanto vi que ya no podía ser futbolista, quise ser oftalmólogo. Al empezar Medicina, hay otras especialidades que también te gustan, pero esta es la que viviste desde pequeño. No hubo dudas.

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-¿Revisa los escritos de su tatarabuelo sobre la profesión?

-Muchas, por curiosidad sobre cómo hacían una determinada cosa o lo que pensaban sobre un asunto. Cuando tengo que hacer una presentación, echo un vistazo para ver cómo se hacía esa técnica años atrás.

-¿Cómo ha cambiado el trato con el paciente?

-Mi abuelo tenía un fármaco que era la 'cicacoa': ciencia, cariño, comprensión y ánimo. Y eso lo vemos en las historias clínicas de hace siglos. Ahí se ve cómo trataban al paciente. Nos lo metieron en nuestras venas. Mi contribución ha sido añadir la 't' de tecnología, porque, si no, a día de hoy, se quedaría cojo.

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-Es su fórmula de la cocacola...

-Exacto. En vez de cocacola, cicacoat (risas).

-Siguiendo con el fútbol, ¿se saca la espinita haciendo de ojeador en busca de fichajes?

-Por supuesto. Ojeamos, pero también formamos y luego promocionamos a esa gente. Ni la mitad de la familia es de la familia. El 70% de los médicos son de fuera.

-¿Cuánto supone actualmente la investigación?

-Fundamental. Es estar siempre a la última en todo. Tenemos dos fundaciones: la Fernández-Vega, que es para ayuda social, y la Fundación de Investigación Oftalmológica, que es un equipo de treinta personas haciendo investigación básica. Eso es algo pionero en Europa. El último avance fue una prótesis corneal que usamos en transplantes. Es una solución enorme para todo el mundo y salió de Oviedo.

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-¿Cuánto ha aumentado esta área en la última década?

-Cada año intentamos sacar nuevos proyectos, pero está claro que necesitamos financiación privada para desarrollarlos.

-Merco (Monitor Empresarial de Reputación Corporativa) les ha reconocido como el primer centro privado en reputación de España y el tercero sumando los públicos. ¿Son un complemento a donde la pública no llega o es que no lo hace como debe?

-Las dos cosas son complementarias. Hay cosas que nosotros aportamos que ellos no pueden dar al paciente, y al revés. Somos terceros compitiendo en el mejor ranking realizado hasta ahora, y estando en una ciudad periférica, lo que le da más valor.

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-¿Cree que la sanidad pública se está quedando atrás en este ámbito?

-Tiene su posición y suficiente potencia.

-¿Cuánto hacen para retener a las personas que forman?

-Es la clave. Es como un equipo de cantera. Es importante retener el talento.

-¿Asturias deja marchar buenos profesionales?

-A nosotros también nos cuesta por las diferencias fiscales entre comunidades. Siempre decimos que queremos un poco de igualdad entre comunidades. Sería más fácil venir a Asturias si estuviésemos todos armonizados. Lo estamos viendo estos días. Nosotros traemos gente de todos los continentes a formarse con nosotros. No tenemos residentes, pero sí gente que viene un año a especializarse. Luego deciden si se vuelven. O nosotros si les queremos contratar.

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-¿A ustedes también les cuesta?

-En alguna ocasión, sí. No solo a médicos, también a investigadores. Estuvo trabajando gente de EE UU o Reino Unido, pero luego tienes que darles condiciones para que les compense dejar su vida allí. A veces, no podemos competir contra otras comunidades autónomas u otros países.

-¿Echan en falta más facilidades?

-Sí. Cualquier cosa que beneficiara al I+D o a la retención del talento sería positivo. No hay que culpar a nadie en concreto, pero hay que favorecerlo. Y esto seguro que lo dicen también en Madrid, no solo en Oviedo, Santander o La Coruña.

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-A la inversa, ¿cuánto cuesta hacer que vuelvan?

-Mucho. Cuando yo estuve en EE UU, tuve cuatro o cinco ofertas de trabajo para quedarme allí. Nunca las valoré seriamente, pero pensaba que, si eso mismo se lo ofrecen a alguien que no tenga lo mismo que yo tengo en Oviedo, no hay duda de que se va a quedar allí. Seguro que no vuelve.

-¿Es más difícil retener a médicos o a investigadores?

-A los dos. Cada uno con sus peculiaridades. En España, hay gente totalmente capacitada para hacer todo lo que se hace fuera, pero a veces no tienen suficiente apoyo para llevarlo a cabo.

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-¿Se sienten 'marca Asturias'?

-Por supuesto. Nos sentimos 100% 'marca Asturias' y por eso seguimos aquí: por nuestro compromiso con Asturias, con su gente y con nuestros pacientes.

-Alertaron de que no se descuidase acudir a las consultas de control. ¿Se hizo caso?

-Nos preocupó el año pasado, principalmente con las personas mayores. El 70% son de fuera y tenían que desplazarse a Oviedo. Nos preocupaban los glaucomas y los problemas de retina. Un fallo o una demora en el tratamiento podía hacer que fuera irreversible. A partir de septiembre, el paciente volvió a entender que los ojos tienen mucha importancia y volvió. Ya, a principios de año, con la vacunación, recuperamos el ritmo normal. Eso sí, la gente joven no dejó de venir.

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-Y aquí la vía telemática, complicada...

-Era muy difícil. Intentamos mantener el contacto con algún paciente por teléfono, interesándonos por los trasplantes de córnea, si tenía el ojo rojo, algún síntoma o si les bajaba la visión... Pero era extremadamente difícil por esa vía.

-¿Ya hay normalidad?

-Sí, en cuanto al ritmo de las consultas y las cirugías. Seguimos con medidas por la covid como la mascarilla o los cubículos en la sala de espera con separación. Además, hacemos test de antígenos a todas las cirugías. Estamos en la nueva normalidad, pero no en la antigua normalidad.

-¿No hubo descuidos?

-Pero el 99% los cogimos a tiempo. Nuestra clínica en Madrid nunca llegó a cerrar y nos ayudó.

-¿Han aumentado los pacientes?

-Estamos a un nivel superior a 2019 tanto en consultas como en cirugías.

-Y la cifra ya era alta...

-110.000 al año y diez mil cirugías.

-Eso suena a mucho.

-Es mucho. Son números muy buenos y hay que agradecer que el paciente mantenga la confianza en nosotros.

-Con la pandemia, ¿se han detectado nuevas patologías?

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-La mascarilla hace que el paciente que lleva gafas esté muy incómodo. Se han incrementado las patologías oculares como los ojos secos o los orzuelos. Además, el paciente que teletrabaja, con mucho uso de gafas o lentes, vino para que le ofreciéramos una alternativa quirúrgica. También conjuntivitis relacionadas con la covid. Estamos seguros de que habrá un incremento de la miopía como apuntan algunos estudios preliminares chinos como consecuencia de este año. Pasará tiempo hasta que conozcamos los daños exactos, pero la lógica nos lleva a pensar que sí.

-En los escritos de los que hablábamos redactados por sus antepasados, seguro que hubo alguna referencia a pandemias anteriores.

-Sí, el último fue de mi bisabuelo, la segunda generación.

-¿Y qué decía?

-Leímos alguna historia sobre cómo tuvieron que encerrarse en nuestra finca de Ceceda con toda la familia, y aislarse por la gripe española de la época.

-¿Qué dejará usted escrito?

-Estará en la nube (risas). Que fue una experiencia dura, que debe servirnos para aprender.

-¡A saber en que estarán dentro de 135 años...!

-Esperemos que no estén operando robots. Eso era algo que siempre le preocupaba a mi abuelo. Si nos viera ahora, estaría tranquilo de que no esté sucediendo.

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