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Lorena Álvarez, en el barrio granadino del Albaicín, donde vive, con su 'Colección de canciones sencillas' bajo el brazo. RAMÓN LUIS PÉREZ PINAR
«Yo decido si se me pasa el arroz o no»
Su lugar en el mundo: Lorena Álvarez

«Yo decido si se me pasa el arroz o no»

Lorena Álvarez rompe su silencio creativo con su 'Colección de canciones sencillas | 'La inclasificable cantante de San Antolín de Ibias se ha mudado al barrio granadino del Albaicín

AZAHARA VILLACORTA

GIJÓN.

Domingo, 8 de septiembre 2019, 03:46

Siendo una guaja, Lorena Álvarez (San Antolín de Ibias, 1983) se aburría de aburrirse en su pueblo y «flipaba mucho» cuando su tía la llevaba a Oviedo. «Los ruidos, el humo, la contaminación, el camión de la basura... Todo me parecía muy exótico. Alucinaba con eso que ahora detesto de las ciudades, que me resultan muy hostiles y me agobian bastante. Hay demasiada gente, demasiadas cosas a la venta, demasiado de todo».

Así que, un buen día, esta hija de chapista con una madre que también ayudaba en el taller, sin antecedentes artísticos conocidos, la mayor de tres hermanos, pidió como regalo una guitarra y, «como no sabía más que un acorde», se pasaba las tardes entretenida en La menor.

Y, luchando contra los elementos de una sociedad que «no te educaba para tener intereses creativos», nació la Lorena Álvarez que devoraba todos los libros que pillaba -«casi todos, muy malos»-, que luego estudió Bellas Artes en Cuenca, donde notó «que los profesores, casi todos hombres, trataban diferente a las mujeres y a los gais», y que, sin pretenderlo, se ha convertido en una de las reinas magas en eso de darle la vuelta a la música tradicional. La que lo mismo te canta algo parecido a una jota que a un pasodoble que a una seguiriya pasadas por su tamiz popero. Eso sí, que nadie ose etiquetarla como indie: «Odio la música indie. No me dice nada y me suena toda igual. Es música para pijos, con muy poca alma».

Esta mujer de espíritu punk y nómada, borde cuando quiere pero «en busca de la alegría», acaba de asentarse en el Albaicín, entre callejones tortuosos y casas encaladas tomadas por jóvenes creadores, tras probar los vicios de Madrid. Un barrio donde encontró «los días lentos» que anhelaba y donde acaba de parir su 'Colección de canciones sencillas', el trabajo «hecho en casa» con el que rompe un mutis creativo que ha durado años y que presentará el próximo 8 de octubre en el castizo Teatro Lara.

Temas como 'Si tú eres mi hombre', en el que se toma con mucha guasa lo del humor romántico, que, definitivamente, no está hecho para ella. Y en el que se ríe de los que le dicen que se le va a pasar el arroz: «Yo decido si se me pasa o no y si me importa o me la trae al pairo».

«Ha sido un proceso muy largo, con muchas dudas, y he pensado muchas veces en dejarlo, pero el disco luchaba por salir, las canciones me reconcomían, así que ahora quiero al disco como se quiere a un hijo tonto», bromea. Crisis de fe que ella compara con las de San Juan en su noche oscura del alma. Y «momentos oscuros» también de los otros: de esos en los que hay que llenar la nevera y no sabes muy bien con qué.

«Esto no es fácil, ¿pero, hoy en día, con esta mierda de capitalismo, quién tiene estabilidad económica si vive en la precariedad hasta quien tiene un trabajo fijo?», se pregunta.

Ella ha optado por «reducir los gastos al mínimo» y por pensar en que «no soportaría estar cinco días a la semana metida en una oficina. Estoy haciendo lo que he venido a hacer».

A cambio, tiene amigos como Nacho Vegas o Soleá Morente y a su vecina Maruja, con la que se echa unas risas cuando se encuentran, sin postureos ni Instagram de por medio. Porque, si tuviese superpoderes, Lorena Álvarez «acabaría con internet», que nos hace «ir corriendo detrás de la vida y enseñar lo que deberíamos estar viviendo». Es rica en atardeceres granaínos, cuando su mente y su corazón empiezan a activarse. Y tiene a Asturias, «un refugio al que volver y reconectar» con lo que le bulle dentro. «Cada vez me doy más cuenta de que la necesito. Al fin y al cabo, la inspiración es el silencio».

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