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Elena Cuesta
Martes, 18 de marzo 2025, 12:24
Llega la primavera y, con ella, la entrada en vigor del horario de verano. El último fin de semana de este mes de marzo, en la madrugada del 29 al 30, a las 2 serán las 3 horas, por lo que quienes no cambien la hora en el despertador dormirán una hora menos.
En parte, de ahí se deriva uno de los síntomas más habituales del cambio horario: el cansancio. Pero no es el único. La irritabilidad, las dificultades para conciliar el sueño e, incluso, problemas digestivos y de concentración son algunas de las consecuencias más comunes del cambio de hora y se suelen padecer durante varios días, hasta que el cuerpo se adapta.
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Por eso, las recomendaciones de los especialistas pasan por prepararnos con antelación, introduciendo pequeños cambios en nuestras rutinas para que la transición al nuevo horario no represente graves problemas en nuestro día a día.
Ajusta el horario de forma gradual: unos días antes de la fecha, empieza a acostarte y despertarte unos 15 minutos antes. No obstante, intenta dormir tus horas habituales.
Evita la cafeína, el alcohol y bebidas azucaradas por la noche. Son estimulantes y dificultan conciliar el sueño.
Cena ligero y, al menos, dos horas antes de acostarse, para que te sea más fácil conciliar el sueño.
No duermas siestas de más de media hora.
No abuses de las pantallas justo antes de dormir y practica rutinas que te ayuden a relajarte, como meditación.
Aprovecha la luz natural y haz ejercicio u actividades al aire libre durante el día para recargarte de vitamina D y favorecer que tu cuerpo se ajuste al nuevo horario con mayor rapidez.
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