La intérprete y dramaturga gijonesa Laura Iglesia, en uno de sus bares preferidos. JUAN CARLOS TUERO
Los bares de mi vida

Laura Iglesia: «Las sidrerías son un patrimonio singular»

Laura Iglesia se une a la campaña de apoyo a la hostelería asturiana ·

«En los chigres hay diálogos de comedia de costumbres en estado puro», afirma la gijonesa

PABLO A. MARÍN ESTRADA

GIJÓN.

Sábado, 5 de septiembre 2020, 02:47

La actriz Laura Iglesia se apunta sin dudarlo a apoyar a la hostelería asturiana y, antes de desgranar las razones que la llevan a reconocer la imprescindible función social que desempeñan sus locales, invoca una muy personal: «Pertenezco a esa generación que escuchaba a Gabinete ... Caligari y aquella frase de 'Bares, qué lugares tan gratos para conversar' es casi un mantra».

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Tras un verano en el que ha podido trabajar en funciones de calle con su compañía Higiénico Papel y su espectáculo 'El Bodorrio' o con El Jaleo en 'Los Tuñón' y 'Swingers', prepara proyectos para el otoño mientras recuerda el nexo que ha unido a la farándula con el asunto que nos ocupa, desde las representaciones isabelinas, «en las que también se comía y bebía», al cabaret, los cafés-teatro o nuestros chigres, como escenario de la realidad donde «se ven escenas que superan la ficción y hay diálogos geniales. Comedia de costumbres en estado puro».

El propio concepto de chigre asturiano le resulta a Iglesias especialmente feliz y, en particular, «nuestras sidrerías, un patrimonio absolutamente singular. Entrar en hora punta, que te saluden mientras escancian y que ya te pongan en la mano un culín casi sin haberlo pedido. El revuelo de los camareros tras la barra. Las conversaciones espontáneas entre desconocidos comentando las imágenes del televisor. Los 'plops' encadenados de los corchos saltando alegres de las botellas. Todo eso no tiene comparación ni desperdicio», opina.

Con carácter general, defiende «el papel fundamental» de los bares en nuestro día a día: «Somos seres sociales, necesitamos el roce, el contacto y la comunicación. También el esparcimiento, los momentos de ocio y relax en buena compañía. Los locales son el lugar idóneo para esos encuentros».

En su propia vida lo han sido y siguen siendo. Rememora el primer café que pidió en plena adolescencia gijonesa en el Bariloche «jugando a ser adulta» o las meriendas con su abuela en el Cafetón San Miguel. De sus años universitarios en Oviedo, conserva frescas «parroquias imprescindibles de la vida diaria y refugios cómplices como el Cundo, el Feijóo y el Dólar, lugares de conversaciones filosóficas, dialéctica y aprendizaje». También los templos de la alegría compartida en su ciudad natal: los bailes en el Tik y el Oasis o las noches inolvidables en la Taberna Gigia de Oscarín, La Folixa, El Arca de Noé o el Metro de la ya añorada Ana Herminia.

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Hoy desvela que es fácil encontrarla disfrutando de la cocina del Mesón de Sancho o en el Rumble de David Marrón, de sus cafés en el Dindurra y el Gregorio. Su sidrería «de cabecera» la tiene en La Tropical, las copas en el Varsovia y, como ejemplo de bares culturales «y un ambiente fantástico», su sitio está en el Savoy o el Toma 3.

De la llamada nueva normalidad, le gustaría esperar tanto para el sector hostelero como para el del espectáculo y parafrasea la canción 'Anda' de Aute: «Quita la mascarilla, los cierres, las distancias y las trampas también, que nos están poniendo muchas por el camino». Y, mientras escampa, su deseo y esperanza son «las de todo ser humano: salud, trabajo y amor. Y paz».

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