El Rey Felipe saluda al arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, a su llegada a los actos conmemorativos del primer Centenario de la Coronación de la Virgen de Covadonga, en 2018. JUAN CARLOS HIDALGO / EFE

Jesús Sanz Montes, entre los candidatos a ascender a arzobispo castrense de España

El Rey debe nombrar un sucesor para Juan del Río, fallecido en enero por coronavirus, pero parte del Gobierno no vería con buenos ojos al madrileño

AZAHARA VILLACORTA

OVIEDO.

Miércoles, 8 de septiembre 2021, 04:17

Ha pasado ya más de una década desde que Jesús Sanz Montes (Madrid, 1955) fuese nombrado por el papa Benedicto XVI arzobispo de Oviedo en sustitución de Carlos Osoro y su hasta entonces meteórica carrera podría cobrar nuevo impulso en breve, porque el líder ... de la Iglesia asturiana suena con fuerza para convertirse en el próximo arzobispo castrense de España, máximo responsable de la atención religiosa a los tres ejércitos, con rango de general de división.

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Según fuentes eclesiásticas, el prelado madrileño es uno de los aspirantes con más peso para formar parte de la terna de candidatos que el Ministerio de Asuntos Exteriores y el Vaticano deben consensuar antes de entregársela a Felipe VI, quien decidirá en última instancia quién será el sustituto de monseñor Juan del Río, fallecido a finales del pasado mes de enero a causa del coronavirus.

Y es que los nombramientos de los obispos españoles son competencia exclusiva del Vaticano desde el concordato de 1979, con excepción de la designación del arzobispo castrense -que cuenta entre sus atribuciones la de ser el capellán de la Casa del Rey-, ya que es el propio Monarca quien debe elegir al prelado de una lista con tres nombres previamente pactada entre las diplomacias española y vaticana. En concreto, el jefe del Estado debe decantarse en un plazo de quince días por uno de los tres propuestos cuando Exteriores y la Santa Sede le presenten la terna. Y, una vez tomada la decisión, el Rey se la comunicará al Papa para que nombre al elegido.

Según las mismas fuentes, el arzobispo de Oviedo cuenta ya con las «bendiciones» del Vaticano, donde dos cardenales eméritos, Carlos Amigo y Antonio María Rouco Varela -con quien compartió confidencias recientemente en un curso de La Granda sobre eutanasia dirigido por Juan Antonio Martínez Camino-, han promocionado a Sanz Montes en detrimento de otros posibles candidatos que podrían colarse en la terna, como el obispo auxiliar de Valladolid y portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Luis Argüello, y el prelado al frente del obispado de Ávila, José María Gil Tamayo. Un beneplácito al que se suman sus buenas relaciones con la Familia Real, con cuyos miembros ha coincidido en Asturias en distintas ocasiones. Así que el único escollo radica ahora en que una parte del Ejecutivo de Pedro Sánchez no ve con buenos ojos al franciscano, encuadrado en el ala más conservadora de la Iglesia.

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A propósito de ese desencuentro, el pasado mes de abril, Vox presentó dos preguntas en el Congreso para que el Gobierno aclarase el proceso, aludiendo a que «el nombramiento del próximo arzobispo castrense ha podido provocar un serio conflicto entre la Iglesia y el Ejecutivo, con los acuerdos España-Santa Sede como trasfondo».

«En particular, el Ejecutivo de Pedro Sánchez se ha planteado que, 'tras el fallecimiento de su titular, Juan del Río, no se nombre un nuevo arzobispo castrense y que la jurisdicción de ese arzobispado pase a depender del arzobispo de Madrid, de forma transitoria o permanente'», aseguró entonces la formación.

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Derrota en el episcopado

Un obstáculo que podría dar al traste con los planes de Sanz Montes como ya le ocurrió en marzo, cuando aspiraba a tomar el relevo de monseñor Ricardo Blázquez al frente de la Conferencia Episcopal.

En aquel momento, no solo el cardenal Omella le arrebató la presidencia de episcopado (en segunda votación, con 55 votos frente a 29), sino que, contra todo pronóstico, y en tercera votación, el cardenal de Madrid lo descabalgó de la vicepresidencia con un resultado mucho más ajustado: en tercera votación, por 47 votos a 40.

Y eso que Sanz logró aglutinar casi una treintena de votos fijos, y firmes, en torno suyo. Y en aquella ocasión también se dejó notar la alargada mano de Rouco, quien trató de presionar a los obispos para colocar a su candidato a hacerse con el poder ejecutivo de la Iglesia. En vano.

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