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Laura Fuertes (Gijón, 1999) se plantó en los Juegos Olímpicos de París buscando la gloria con pies de bailarina, puños de martillo y la pesada mochila de las pioneras. Laura es la primera boxeadora española que alcanza unos Juegos Olímpicos y es que, pese a ... que el boxeo es olímpico desde Sant Louis 1904, a las mujeres sólo se les permitió competir desde 2012.
Así que una vez convertido en deporte olímpico, el renovado equipo nacional de boxeo la reclamó para prepararse en el CAR, (Centro de Alto Rendimiento) de Madrid. Bajo el mando del medallista Rafa Lozano, 'Bolita', los resultados no se hicieron esperar. Ganó el bronce en el mundial 2022 y alcanzó las semifinales de los Europeos, un momento decisivo porque le dio la clasificación a París y pudo prepararse en cuerpo y alma con un objetivo concreto: la medalla olímpica.
Cuando se dice en cuerpo y alma, es literal porque a la presión de entrenar a diario hay que añadir que cada minuto del día de estas deportistas está condicionado por mantenerse en el peso, en su caso, por debajo de los 50 kilos. Recuerdo cuando conocí a Miriam, 'La Reina', retirada hace poco, y hablaba constantemente del dolor diario que suponía mantener la báscula bajo control.
Lo más curioso de esta campeona es que la relación de Laura con el deporte no comenzó en medio de las doce cuerdas del ring sino entre los corchetes de las piscinas del Santa Olaya (a principios de septiembre, fue la pregonera de las fiestas del club). Después, se pasó al karate hasta encontrar su lugar en el boxeo donde llamó la atención después de 20 combates ganados.
La personalidad de Laura, paciente y tranquila, es ideal para un deporte que tiene más relación con el ajedrez de lo que parece. El boxeo es un absoluto: es una guerra relámpago, pero también es una guerra de trincheras; es una escultura de hormigón armado y otra de madera; se ataca como un Stuka –por sorpresa– y se defiende con la agilidad de un Spitfire. Es una coreografía improvisada de dolor, donde las púgiles están expuestas a los golpes y a los punzantes análisis de los jueces.
Atacar, defenderse, esperar, aguantar. Desde los frescos de Akrotiri en el 1500 a.C. hasta 'La batalla de Manila' en 1975, los ingredientes esenciales de este deporte siguen siendo los mismos. Hay que añadir que el más importante es el de levantarse después de caer. Y es que, en París, los jueces no apreciaron que Laura llevase la iniciativa durante su combate, algo que permitió responder a su rival y mexicana vencer al contraataque. Quienes admiramos el fútbol sabemos la desesperación que supone perder en una contra. No por esa derrota, París dejó de ser una fiesta sino que, más bien, la fiesta comenzó en París.
Laura tiene muchos desafíos por delante. Desde participar en otros juegos –con ese elemento legendario que tanto seduce al deportista– o incluso pasarse al boxeo profesional. ¿Profesional? Sí, y es que el boxeo, resumiendo mucho, está dividido en dos modalidades: el boxeo olímpico amateur y el boxeo USL profesional. El primero se reconoce a simple vista porque sus practicantes llevan casco y los guantes están más reforzados. En la puntuación se valora mucho el golpe bien colocado. En el USL no llevan casco, el guante es menos acolchado, se dirime –en el femenino– en diez asaltos de dos minutos y la fuerza tiene más importancia.
En el pabellón ubicado entre Villepinte y el Charles de Gaulle, la flecha de Monteana no tuvo un referente que le abriese el camino y, por eso, a su periplo se añadió la dificultad de quien avanza sin brújula. Los pioneros, cuando cruzan el estrecho de Magallanes o pasan de cuartos de final, rompen una barrera psicológica que les libera a ellos y, de paso, a quienes vienen después. Multiplican horizontes. De la misma manera que los héroes solitarios del deporte español masculino de los 60 (Bahamontes, Santana, Haro, Ocaña…) tuvieron que crecer como flores sin jardinero, ahora son las mujeres deportistas quienes luchan contra muchísimos elementos. Está el caso de la selección española de fútbol enfrentada a la todopoderosa Federación, el Hockey Telecable frente a la indiferencia y los elementos económicos, y Laura contra la falta de precedentes. Ella simboliza también el nuevo éxito popular del boxeo femenino y es que el número de federadas se ha duplicado en diez años; se trata de un deporte muy completo, que mejora las aptitudes cardiovasculares y proporciona seguridad a sus practicantes.
Desde EL COMERCIO le damos este merecidísimo reconocimiento no sólo por ser la primera sino también por querer ser la mejor, Pero todo es cuestión de paciencia, trabajo, talento y, como dicen sus admirados Natos y Waor: es una cuestión de fe
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