CRISTINA VALLEJO
madrid.
Sábado, 7 de marzo 2020, 03:54
Las Bolsas no parecen haber encontrado su suelo aún. Esta semana el Ibex-35 perdió otro 3,98%, para cerrar en los 8.375,6 puntos, mínimos desde diciembre de 2018. Ello, tras caídas de un 12% en la semana anterior, la peor desde el primer rescate a Grecia, en mayo de 2010. En total, desde los máximos que marcaba el 19 de febrero cerca de los 10.100 puntos, el índice pierde un 17% o, lo que es lo mismo, 89.000 millones de euros, según datos proporcionados por Bolsas y Mercados Españoles.
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Poco han ayudado a calmar a los mercados las medidas de choque anunciadas esta semana, desde la extraordinaria bajada de los tipos de interés en EE UU hasta la disposición mostrada por los países del G7 y de la Unión Europea para la puesta en marcha de planes presupuestarios que ayuden a contrarrestar los efectos económicos del coronavirus que pueden llegar incluso a la entrada en recesión técnica de algunas áreas geográficas.
Más bien parece que todas esas iniciativas desataron los nervios de los inversores: «Movimientos del orden del 2% al 3% en las Bolsas se han convertido en la norma esta semana, llevando al índice de volatilidad VIX a máximos de varios años», describe Adam Vettese, de eToro. Este experto afirma que el hecho de que los inversores hayan continuado huyendo en masa de la renta variable lleva a pensar que la Reserva Federal norteamericana (Fed) volverá a bajar los tipos de interés de nuevo y añade que la posibilidad de que el Banco Central Europeo pudiera reducir el precio del dinero en hasta 10 puntos básicos está «completamente puesta en precio en los mercados».
La rentabilidad del bono alemán a diez años igualaba los mínimos históricos que marcaba en agosto, en el -0,71%. La del español siguió en el 0,20%, pero por la caída del germano, su prima de riesgo se amplió. La de sus comparables americanos batía una nueva marca al caer al 0,77%.
Estos solos números muestran que la Fed conserva más margen de maniobra que el BCE, lo que ha llevado al euro a reforzarse frente al dólar, hasta niveles por encima de 1,13 unidades de billete verde por moneda única. Ello supone un peso adicional contra las acciones europeas, sobre todo para las de empresas exportadoras, que pierden competitividad. Aunque, según apunta Vettese, «la extravagante gestión del presidente Trump eleva la preocupación del mercado sobre la respuesta de la Administración estadounidense al virus».
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Esty Dwek, de Natixis, advierte de que «los riesgos a la baja permanecen»: se desconoce el impacto del brote en el crecimiento lo que provoca «mucho miedo en los mercados» que ven cómo «la volatilidad ha llegado para quedarse». «Los inversores están actuando a ciegas», añade Yves Bonzon, de Julius Baer. Aunque, según Dwek, «las medidas de estímulo ya anunciadas y las que están por venir ayudarán a que el crecimiento del año 2020 no descarrile por completo».
Yves Monzon, en la misma línea que su colega, comenta que la percepción sobre la situación puede empeorar antes de mejorar, que las medidas de fiscales no surtirán efecto rápido, que las de política monetaria pueden ayudar a estabilizar el precio de los activos y que, en conjunto, pueden hacer esperar que la economía global se haya fortalecido en un periodo de entre nueve y doce meses.
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