PABLO ANTÓN MARÍN ESTRADA
Domingo, 9 de enero 2022
Si la leyenda es cierta, el primer peregrino que llegó a Avilés lo hizo dos siglos antes de que Alfonso el Casto abriese el Camino de Santiago visitando la tumba del apóstol en Compostela. San Brandán, el abad navegante irlandés que pudo andar entre las pumaradas de la Isla de la Eterna Juventud y dijo una misa sobre el lomo de una ballena, en su periplo atlántico arribó a las orillas de la ría avilesina al menos con su nombre. Aquí fue San Balandrán o Samalandrán, como en las Canarias fue San Borondón. Si desembarcó en la lancha del Brenda mediado el siglo VI o era así como se llamaba un buque británico que encalló en ese arenal de la ría, tal como sostienen algunos estudiosos de la historia de la villa, o si lo acuñaron celtistas locales en nuestros días (hubo una banda folk que se llamó Balandrán en su honor) no importa tanto como el hecho de que el topónimo, por cualquier vía, remite a golpe de vista al santo de la verde Erín.
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Brandán, abad del monasterio de Clonfert (Galway) siguió literalmente la estela evangelizadora marcada por los primeros santos navegantes, Columba y Columbano. Embarcado con otros catorce monjes en una 'curragh' -las imbatibles canoas de cuero de los gaélicos- alcanzó las Hébridas, las Feroe y hay quien especula que la misma Terranova. El rumbo que siguió después, si acabó milagrosamente en una latitud tan al sur como las islas Canarias, bien pudo traerle a recalar al abrigo del Cabo Peñas en la ría avilesina. Desde luego es bonito imaginarlo hollando con su sandalia peregrina la arena de la actual San Balandrán. Sin saber del sepulcro de Santiago, a su manera iba buscando una respuesta y un destino hacia el lugar donde el sol cae en el occidente del mundo entonces conocido.
Los primeros romeros propiamente jacobeos de los que hay noticia en Avilés dejaron su huella en el Fuero que Alfonso VII de León otorgó a la villa en el 1155. Se considera el primer documento jurídico escrito en romance asturiano y en él aparece entremezclado con numerosos rasgos provenzales, un indicio de la probable existencia de una colonia franca en el que era uno de los principales puertos cantábricos medievales. La norma número 37 del documento hace referencia a los peregrinos: «Hom quie aver comparar' de romeo, qualque aver, on testigos posca aver, -nul omne, qui de furto lo [de] demandar', cum los tetigos que él a que de romeo lo comparó, de los testigos que a, é salve él solo que non furtó, ne l'aconseilló; et tenga so aver». Alguno de ellos o sus descendientes, si venían del otro lado de los Pirineos o del Bidasoa, pudo acabar en el 'Abiliés' de aquellos días al servicio de una escribanía local.
Por la vía costera a Compostela es más que seguro que llegara también a la villa avilesina el espíritu y las manos que labraron el románico de Sabugo, la iglesia de los Padres Franciscanos o San Nicolás de Bari. A un lado del antiguo convento franciscano, manan aún los caños de la fuente levantada en el siglo XVII y cuyas seis bocas con rostro humano hubieron de saciar la sed de innumerables peregrinos en su llegada a Avilés. El mar llegaba entonces casi a la vera. Al otro lado de las murallas el sol se apagaba marcando el camino a Compostela. Ya muy cerca.
P. A. M. E
Mayte Gonzalo preside la Asociación Asturgalaica de Amigos del Camino de Santiago en Avilés y a pocos días de comenzar el año nuevo se muestra optimista ante las expectativas que se abren con la celebración del Xacobeo: «Ya el 2020 ha sido muy positivo y sin llegar a los 6.000 peregrinos que pasaron por nuestro albergue hace dos años, fueron unos 2.000 e incluso ahora se dejan ver, porque estamos abiertos todos los meses. Aunque se pueda pensar que soy una atrevida creo que lo que estamos viviendo con la pandemia se va a pasar y habrá una mayor afluencia con motivo del Año Santo». En cuanto a la ocasión que representa para la difusión de las rutas de la región, lamenta que «en Asturias estamos algo dejados en comparación con Galicia y debería promocionarse más. El ayuntamiento de Oviedo se ha mojado un poquito, pero es el Primitivo, con el de la Costa el Principado debería también apostar más. Los peregrinos actuales tienen un gran poder adquisitivo y dejan mucho en el comercio, los bares. Aquí en Avilés tenemos muchas cosas que ofrecerles y que deberíamos valorar como se merecen», opina.
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