Las 22 horas más negras de la violencia de género

Martes, poco después de las 15:30 horas. Un adolescente de 13 años, que acaba de volver a casa tras el colegio, llama destrozado a los Mossos desde Corbera de Llobregat, a 30 kilómetros de Barcelona. Su madre, una brasileña de 42 años, está muerta en el suelo, cosida a navajazos. En el piso superior, el padre, el presunto homicida, también ha fallecido. Se ha ahorcado. En este caso no hay constancia de denuncias previas.

Entre una y otra trágica imagen solo han pasado 22 horas, posiblemente las más negras para la violencia de género en España en los últimos años. En este día inacabado, entre las tardes del lunes al martes pasados, se produjo un tercer crimen de género, lo que elevó a cuatro las víctimas de la brutalidad machista en tan corto espacio de tiempo.

La última víctima, aunque igual por hora de la muerte fue la primera, está sobre una cama del número 2-4 de la calle Adriá de Creixell, un pueblo a 19 minutos de coche de Tarragona. La policía entró el lunes, sobre las 21:00 horas, porque hacía días que Betty, una colombiana de 52 años, faltaba de su trabajo en una perfumería de la cercana Torredembarra. Es la casa de su novio, Manuel, un español de 56 años. Ambos están muertos por un disparo del 22, la pistola con la que él se suicidó tras quitarle la vida.

Semejante concentración de crímenes machistas ha puesto fin al comienzo de año más esperanzador desde que existen estadísticas. Enero, febrero, marzo y abril de 2021 habían sido los meses con menos asesinadas a manos de sus parejas desde 2003. Ahora ya son 12 mujeres y dos hijos menores. Menos que otros años, pero las mismas, por ejemplo, que en 2018.

El inicio de semana encendió las alarmas en el Ministerio de Igualdad. Más aún cuando la escalada de crímenes se produce una semana después del impactante asesinato a cuchilladas de una mujer por el hombre del que se divorciaba en su casa de Sagunto (Valencia). El homicidio extendió entre las autoridades tanto nacionales como locales la sospecha de que algo está fallando en la lucha contra estos delitos cuando la asesinada había acudido dos días antes a pedir ayuda a la oficina especializada del ayuntamiento y, además, se suponía que estaba a salvo gracias a una orden de protección dictada por un juez después de que denunciase a su exmarido.

La ministra Irene Montero admitió tras el crimen en la ciudad portuaria: «Hemos fallado. Hemos llegado tarde». Idéntica confesión a la que reiteró hoy para responder a la ola de homicidios machistas: «Es evidente que hemos llegado tarde como poderes públicos». La cúpula de Igualdad, donde admiten una gran preocupación, va a mantener reuniones con Interior, con las autonomías y la federación de municipios para tratar de ver dónde fallan el sistema policial VioGén o el protocolo de Atenpro, la red de atención y protección telemática municipal a las víctimas de género, para que se multipliquen los casos. Sobre todo, se quiere comprobar si es mejorable la evaluación que determina el grado de riesgo y la rapidez de reacción.

«Vamos a reflexionar y evaluar lo sucedido: comprobar qué ha fallado y qué es necesario mejorar para poder ofrecer asistencia y protección integral inmediata a todas las mujeres», aseguró Montero ante el pleno del Observatorio Estatal de Violencia sobre la Mujer.