El convoy descarrilado en Covas.
1973. Hace 50 años.

Terrible accidente en Vivero

El tren que cubría la ruta El Ferrol-Gijón descarriló a la altura de en Covas. Hubo cuatro muertos y 45 heridos

Viernes, 14 de julio 2023, 02:08

La tragedia ocurrió en Covas, en Vivero. El sábado 14 de julio de 1973, tres unidades del tren de vía estrecha que hacía la línea El Ferrol-Gijón descarrilaron, dejando cuatro muertos y 45 heridos. Dimos la noticia en nuestra portada al día siguiente, cuando ... aún eran tres los muertos: Juan Gil Fernández, de 31 años, vecino de San Martín, Luarca, marinero; José Manuel Castiñeiras, de 58 y vecino de Ortigueira, electricista y árbitro de fútbol, y Ángel Condal, de 44 años, vecino de La Camocha. Pero también María del Carmen Iglesias, esposa de Castiñeiras, se debatía entre la vida y la muerte en un hospital de Lugo. La situación, absolutamente caótica, impedía hacerse una idea de la magnitud de la tragedia, ya que, según decíamos, «aparecen mutilaciones por diferentes lugares del accidente».

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Lloró Vivero, cuando debía haber estado riendo: aquel día se iban a celebrar las fiestas en honor a la Virgen del Carmen, patrona de los marineros. Todos los actos, como es obvio, fueron suspendidos; y en Asturias tocó, también, guardar silencio en recuerdo a los que perecieron. Como toda tragedia, sin embargo, hubo también momentos de esperanza: al día siguiente, a las dos menos cuarto de la madrugada, los supervivientes asturianos llegaron a Gijón.En autobús, y después de haber pasado tres horas en la estación de Vivero, abandonados a su suerte. Llovía. Poco antes habían llegado a nuestra ciudad el resto de viajeros.

«La estación estaba llena de público», contábamos, , «ya que en esta ciudad residen numerosos familiares de los pasajeros del tren siniestrado. Las escenas de emoción e incertidumbre fueron constantes, aunque en el convoy no figuraba ningún viajero de la unidad accidentada. Sin embargo, varios testigos presenciales afirmaron que el espectáculo que ofrecían los hierros retorcidos había restos humanos». En contraste, Vegafer retrató, para nuestras páginas, sonrisas de alivio; marineros ayudando a cargar pesadas mochilas de viaje estampadas con el logotipo de las futuras olimpiadas de Montreal 1976. El futuro se abría paso sobre las sombras de la muerte inesperada. Al menos, eso.

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