Talento premiado

1973. Hace 50 años.

Juventud, dulce juventud. Hace medio siglo, Francisco Álvarez Busto -que fallecería en 2015- tenía apenas 20 años, pero ya talento a raudales. Así fue como resultó ganador del concurso de carteles anunciadores de las fiestas avilesinas de El Bollo. «El ganador», contó EL COMERCIO, «parece un poco al margen del triunfo; algo así como si esperase la noticia». Pero nada más lejos de la realidad, según el agraciado: a preguntas de José Víctor, nuestro corresponsal en Madrid, afirmó no haberse esperado el premio. «Estaba desanimado del año anterior. Presenté un cartel y me lo eliminaron a la segunda ronda (...) Estaba más satisfecho de aquel. Creo que se ajustaba más a lo que debe ser un cartel anunciador».

Sobre dos patas fundamentales se asentaba ese concepto: que la obra tuviera impacto visual, por un lado, «y dar una idea bastante exacta de su significado», explicaba Álvarez Busto. «El ganador es una variación del tema presentado hace un año», respondía con total sinceridad. «Cuando se piensa en un cartel de este tipo indudablemente se está condicionado por toda una tradición que hay que plasmar en el mismo; y que el jurado valora a la hora de dar el fallo». De una forma u otra, Busto había resultado vencedor por encima del ganador habitual, Tuto, todo un «clásico en cuanto a participación y éxitos, o el vencedor de la pasada edición, Solís.

«Es un acuarelista con cosas de mucha calidad», reconocía Busto del ganador de 1972. «A su cartel del pasado año, si voy a buscarle defectos, diré que los elementos estaban algo dispersos, que no había una clara unidad de composición». Autocrítica, pero también crítica, no le faltaba a Busto, que ya había triunfado -y por dos veces- en el Concurso de Postales Navideñas de Oviedo, y obtenido una Mención de Honor en el I Certamen de Pintura Joven de 'Asturias Semanal'. El mundo se abría para aquel joven estudiante de Ciencias de la Información residente, por ese motivo, en Madrid, y apasionado de la publicidad, que no de la propaganda. «Hay buena publicidad mala publicidad», nos dijo hace medio siglo. No cabía duda de qué lado estaba él.

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